En un ejercicio de equilibrismo entre las críticas de las organizaciones de derechos humanos por la falta de libertades en China y la pretensión de que España penetre en el mercado más poblado del mundo, José Luis Rodríguez Zapatero dio ayer un margen de confianza a la apertura política que el régimen de Pekín asegura tener en marcha. El presidente argumentó que la potencia asiática desarrolla un "importante" proceso de reformas "en el ámbito de su propia identidad, historia y cultura", y llamó a la comunidad internacional a brindarle su apoyo.

Zapatero hizo estas consideraciones en rueda de prensa tras mantener sendas reuniones con el presidente chino, Hu Jintao, y el líder de la Asamblea Popular, Wu Banguo, en su segunda jornada de visita oficial a China. Un viaje en el que transmitió el deseo de los Reyes de visitar el país a finales del 2006 o comienzos del 2007, y que concluye hoy con importantes resultados en el terreno político y económico. "Con su Gobierno y su visita nos encontramos en el mejor momento de las relaciones de nuestra historia", le dijo Hu Jintao.

SUTILEZA El espinoso asunto de los derechos humanos estuvo presente, aunque se tocó con sutileza. Zapatero dijo al presidente de la Asamblea Popular que el Estado de derecho es "la mejor forma que ha inventado el ser humano para organizarse". Su interlocutor le replicó que China está inmersa en una "transición" que busca una "participación ordenada" de los ciudadanos en la política sin perder "la identidad de una civilización cinco veces milenaria".

Citando una frase del desaparecido Den Xiao Ping, precursor del reformismo económico, dijo Wu Banguo que "han de gobernar las leyes, no las personas". "Pero las leyes deben ser justas, democráticas y buenas para la sociedad", apostilló Zapatero. Y agregó que puede comprender una apertura gradual, a condición de que sea "firme".

El debate de los derechos humanos acaparó buena parte de la comparecencia de prensa. Zapatero elogió la vía "inteligente" de la UE, consistente en el diálogo crítico con el régimen de Pekín. Respecto al posible levantamiento del embargo en la venta de armas que pesa sobre ese país tras la matanza de Tiananmen, en 1989, expresó su "plena confianza" en las gestiones de la UE, partidaria de la derogación de la sanción si China se aviene a firmar un código de conducta que salvaguarde el derecho de las patentes tecnológicas.

Eludió pronunciarse sobre si su apoyo al levantamiento del embargo puede abrirle un nuevo frente de confrontación con EEUU. Sí se refirió, en cambio, al ofrecimiento del líder del PP, Mariano Rajoy, que, tras visitar la Casa Blanca dentro de una delegación de la Internacional Democrática de Centro (IDC), se ofreció a mediar para mejorar las relaciones. Con ironía, agradeció el ofrecimiento y pidió a Rajoy que "concrete sin límites" su actuación en Washington.

APOYO A EMPRESARIOS Pero tal como subrayó el presidente, el objetivo principal de su visita era el económico. En concreto, abrir las puertas ante la Administración china para que las empresas españolas aumenten sus inversiones y exportaciones y paliar así el enorme déficit de España en su balanza económica con China. En un encuentro con empresarios de los dos países, el presidente garantizó a los empresarios españoles que "no van a estar solos", porque el Gobierno será un "actor de apoyo".