No solo no recortará las políticas sociales, sino que incluso las aumentará si es necesario y, en ningún caso, reducirá el gasto público. Ese es el afán de José Luis Rodríguez Zapatero y el reto que ayer marcó para trabajar en el congreso federal del próximo fin de semana, para convertir al PSOE en el partido "más importante" de la Unión Europea y el más capaz de marcar un "rumbo progresista en el mundo".

Zapatero aprovechó la clausura del congreso de los socialistas navarros para reconocer que la economía protagoniza el "debate central" en estos momentos, pero también para dejar claro que no dará pasos atrás en las políticas que el PSOE ha puesto en marcha. Renegó de las recetas y decretazos que recomienda la derecha para afrontar la crisis y reprochó al PP que solo centre sus expectativas en ver "cuánto sube el petróleo".

REFERENCIA Zapatero relacionó la complicación del momento económico con el próximo congreso federal socialista en Madrid, para concluir que es precisamente ahora cuando se hace "mayor que nunca" la responsabilidad del PSOE como partido de referencia en Europa.

Se reconoció como presidente de una España moderna, "que no se arruga" y que será capaz, vaticinó, de salir "fortalecida" de la actual desaceleración. De hecho, apuntó el éxito electoral de los socialistas a que han sabido propiciar un crecimiento, repartirlo y lograr que los esfuerzos "no los paguen los más débiles".

Por eso dijo eufórico que el PSOE debe de salir del cónclave del próximo fin de semana con una fortaleza renovada para presentarse como "la alternativa" a las políticas neoconservadoras.

Al marcar la tarea al congreso del PSOE, anunció también su disposición a seguir al frente de la secretaría general. Pero no dijo más de su futuro equipo, salvo sugerir la continuidad de José Blanco cuando alabó su trabajo para recuperar el buen tono en las que habían sido tensas relaciones con el socialismo navarro. "Progresa adecuadamente", aseveró aludiendo a su secretario de organización, quien impidió la alianza con la coalición vasquista Nafarroa Bai y, en consecuencia, facilitó la continuidad de la conservadora Unión del Pueblo Navarro al frente del Gobierno foral.

El discurso del presidente estuvo lleno de recados. El primero lo dirigió a los suyos, recordando que la coherencia, el sentido de la responsabilidad y la lealtad son los tres elementos que han hecho "grande" al PSOE. Ironizó después al decir que, al contrario de lo que le sucede a la derecha, los socialistas no necesitan "disfraces", porque son lo que han sido "siempre": un partido de izquierdas "al servicio de España". Era el paso previo para cuestionar a quienes ponen "los intereses del partido por encima de los intereses generales" en indirecta alusión al PP.

Recordó el pasado de quienes auguraban la inminente ruptura de España y le dijo a Rajoy que si ahora "rectifica" y se apunta al diálogo necesario en "la España plural" será mejor para los intereses de todos. La presencia de representantes del PSE le dio pie a Zapatero para censurar la actuación de Juan José Ibarretxe y su aprobada ley de consulta.

PACIENCIA CON IBARRETXE Eludió responder a la petición que el sábado le dirigió el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, para que el anunciado recurso del Gobierno contra la ley de consulta ante el Tribunal Constitucional no implique la suspensión de la norma. El presidente se limitó a trasladar un mensaje de tranquilidad asegurando que, "por supuesto", ni el lendakari ni nadie "se saltará" la Constitución.

También aprovechó para promocionar al candidato socialista Patxi López, alabando la "paciencia" del PSE con los "errores" del lendakari y auguró que ese saber aguantar se verá recompensado en las elecciones vascas.