José Luis Rodríguez Zapatero y José María Aznar compartieron ayer un lugar destacado en el funeral por Javier Torrontera, el subinspector de los GEO que falleció como consecuencia de la onda expansiva de la bomba con la que se inmolaron los terroristas el sábado en Leganés. El presidente en funciones y su sucesor no se habían visto desde la reunión que mantuvieron el pasado 25 de marzo en la Moncloa, al día siguiente del funeral de Estado por las víctimas del 11-M.

El terrorismo unió en el cuartel del Grupo Especial de Operaciones (GEO), en Guadalajara, a los dos políticos que, más allá de la lucha contra la violencia, han mantenido algunas divergencias en estas semanas de transitoriedad tras las elecciones del 14 de marzo. Fue el caso de hace una semana a propósito del relevo de las tropas españolas en Irak. Ayer, al finalizar el funeral, Zapatero y Aznar charlaron unos minutos junto al ministro del Interior, Angel Acebes, y el líder del PP, Mariano Rajoy.

Durante toda la tarde del sábado, el presidente electo tuvo información detallada de la operación policial contra los terroristas atrincherados en una vivienda de Leganés. La vía de comunicación fue el portavoz socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, que estuvo en contacto directo con el ministro del Interior en funciones, Angel Acebes. Ayer por la mañana, Rodríguez Zapatero se reunió en la sede del PSOE con la que será la vicepresidenta de su Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, Rubalcaba, el futuro ministro de Seguridad, José Antonio Alonso, y el secretario de organización socialista, José Blanco.

El funeral por Javier Torrontera, de 41 años, casado y con dos hijas, se desarrolló sin presencia de los medios de comunicación por deseo de la familia. Medio millar de compañeros, familiares y amigos siguieron el oficio religioso con gran emoción sin que se produjera ningún incidente. Compañeros de Torrontera no ocultaron las lágrimas en algunos momentos, especialmente cuando seis geos sacaron a hombros el féretro del primer agente de este cuerpo muerto en acto de servicio.

Las honras fúnebres fueron concelebradas por el arzobispo castrense para la jurisdicción policial, Francisco González Pérez, el obispo de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, José Sánchez y ocho sacerdotes.

CONDECORACION Terminado el sepelio, Aznar se acercó al féretro, cubierto por la bandera española, para imponerle la medalla de oro al mérito policial a título póstumo.

La muerte del agente constituye la primera baja en acto de servicio del Grupo Especial de Operaciones desde la creación de este cuerpo policial de élite en 1978, por orden del entonces ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa.