José Luis Rodríguez Zapatero inició ayer en la Moncloa la ronda de contactos con dirigentes europeos para llegar a un acuerdo sobre qué hacer con el texto de la Constitución antes de la cumbre de Bruselas de junio. El presidente recibió a Jan Peter Balkenende, primer ministro de Holanda, país que, junto con Francia, rechazó ese documento en referendo. Tras la reunión, ambos se mostraron confiados en que se encontrará una solución. "Esa es la grandeza de la Unión Europea y de la democracia", remató Zapatero.

Con la visita de ayer de Balkenende y la de hoy, del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, Zapatero podrá conocer de primera mano cuáles son los límites que esos dos países, los más reacios al texto (además de Reino Unido, Polonia y República Checa), no están dispuestos a superar. Zapatero se ha convertido en portavoz de los otros 18 países que aceptaron el texto, sobre todo después de organizar en Madrid en enero una reunión con los dirigentes de todos ellos.

Pero, ¿cómo acercar posiciones entre un país, España, que aprobó la Constitución con el 76,7% de votos afirmativos, y Holanda, que la rechazó con el 61,6%? Pues con cesiones. Debe de ser una acepción de "grandeza" para Zapatero. Según fuentes del Ejecutivo, España está dispuesta a rebajar sus aspiraciones si se consigue superar la crisis, que ya dura dos años.

Balkenende insistió ayer en que los parlamentos estatales deben tener "un papel más importante" y que el futuro texto fije los criterios para las próximas ampliaciones de la UE. En este sentido, Zapatero tiene previsto fijar la posición española con el líder de la oposición, Mariano Rajoy, al que, dijo, llamará en "los próximos días".