El segundo asalto en 24 horas entre el Gobierno y la oposición a cuenta de la crisis deparó ayer en el Congreso menos emoción que la refriega vivida el martes en el Senado, pero sirvió a José Luis Rodríguez Zapatero para seguir tejiendo su justificación de la subida de impuestos. El presidente defendió que la medida "creará riqueza", al vincularla al mantenimiento de las prestaciones sociales, y alegó que no siempre se pueden tomar "decisiones amables".

En respuesta a las preguntas formuladas por PP y CiU en la sesión de control al Gobierno, Zapatero insistió en la necesidad de incrementar la presión fiscal en el 2010 para preservar la protección social lo que, además, acabará derivando en la generación de empleo. El jefe del Ejecutivo ligó su decisión al "compromiso y la responsabilidad", en referencia a la impopularidad de la iniciativa y el coste electoral que puede acarrearle. También recordó al líder del PP, Mariano Rajoy, que la subida, pese a ser la más importante de la democracia en solo un año, no hará que la presión fiscal supere aún a la que le legaron los populares cuando llegó al poder en el 2004.

"Su política social son los más de cuatro millones de parados", le replicó Rajoy, que coincidió con el portavoz de CiU, Josep Sánchez Llibre, en criticar la "desconfianza" que genera la "inconcreción" y los "cambios de criterio" de la política económica de Zapatero.

DE LA VEGA, OPERADA Sánchez Llibre cubrió la baja por enfermedad de Josep Antoni Duran Lleida, aunque la ausencia más destacada fue la de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, que el martes por la noche fue operada de urgencia de una oclusión intestinal, tras sufrir fuertes dolores abdominales mientras estaba reunida con los sindicatos de funcionarios. De la Vega, que había padecido ya una infección del parásito anisakis, se recupera satisfactoriamente. Estará una semana de baja y será sustituida como portavoz por Elena Salgado.