José Luis Rodríguez Zapatero ha tomado buena nota de la súbita disposición de CiU a entrar en el Gobierno. Aunque satisfecho de las alianzas puntuales que vienen garantizándole la estabilidad parlamentaria, el presidente no rechaza de plano una coalición con la federación nacionalista en el futuro. Según fuentes gubernamentales, Zapatero prefiere dejar la puerta abierta a la entrada de CiU en el Gobierno que dar un portazo a las aspiraciones de Josep Antoni Duran Lleida, pues desea conservar su apoyo hasta el final de la legislatura. Después, las urnas dirán.

ENCUENTRO CLAVE El ofrecimiento de Duran se interpreta como una consecuencia directa del encuentro que el portavoz del Grupo Catalán en el Congreso mantuvo con Zapatero tras la reedición del tripartito. En la Moncloa, el presidente confirmó al líder de Unió sus recelos respecto a la decisión de José Montilla de renovar el pacto con Esquerra e ICV, y le expresó su voluntad de profundizar la colaboración con CiU en Madrid. Sin embargo, la eventual entrada de los nacionalistas catalanes en el Gobierno se tocó solo de pasada, según las fuentes consultadas.

Antes de recibir a Duran, Zapatero ya había comunicado a Montilla que, igual que respetaba --aunque no compartía-- su decisión de repetir el tripartito, él se sentía con manos libres para estrechar relaciones con CiU en las Cortes. Por ahora, en un marco flexible que no compromete a socialistas --que seguirán recabando otros apoyos puntuales-- ni a nacionalistas, libres de rechazar las iniciativas gubernamentales cuando consideren.

UNA BUENA BAZA CONTRA EL PP En el Ejecutivo y el PSOE, con todo, la opinión no es unánime. Todos coinciden en que el apoyo nacionalista ayuda a moderar la imagen de Zapatero, una buena baza para disputar al PP el voto de centro. Pero algunos socialistas apuestan por acercarse a CiU sin incorporarla al Gobierno.