José Luis Rodríguez Zapatero cerró ayer con una visita a las tropas españolas en el Líbano su primera gira por Oriente Próximo. Después de una breve escala en Ammán para entrevistarse con el rey Abdalá, el jefe del Ejecutivo voló a Beirut, desde donde se trasladó en helicóptero hasta la base Miguel de Cervantes, en Marjayún, en el sur del paso de los cedros. "Esta es una región clave para la paz, la seguridad y la estabilidad de muchas latitudes del mundo. Sentíos orgullosos de ello", aseguró el presidente español en el brindis con los soldados.

En su segunda visita al contingente, el presidente español pasó revista a las tropas e hizo una ofrenda floral en memoria de los ocho soldados fallecidos en la misión.

Acompañado por la ministra de Defensa, Carme Chacón, Zapatero celebró con los soldados que España tome el mando de la Fuerza Interina de Naciones Unidas (FINUL) el próximo mes de febrero. Italia pasará el testigo al general Alberto Asarta Cuevas, que tendrá a su cargo a 12.000 militares, 1.100 de ellos españoles. El Gobierno enviará a otros 200 cuando España se ponga al frente de la misión, cuyo objetivo es velar por el alto al fuego que acordaron el Líbano e Israel tras la guerra de julio del 2006. No obstante, Zapatero quiso subrayar también la cooperación en materia sanitaria y educativa que realiza España.

UN ´SINSENTIDO´ Antes de ir a la base militar, Zapatero se reunió con el presidente libanés, el general Michel Suleiman, que viajará a España la próxima semana en visita oficial. "He pensado que este conflicto, con la gran cantidad de muertes que ha producido, es un sinsentido", dijo Zapatero, quien añadió que ha podido constatar que el único que tiene la palanca para resolverlo es Estados Unidos.