El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha admitido que la "fórmula" que usó el exministro de Defensa José Bono cuando el martes se le preguntó sobre su eventual candidatura a la alcaldía de Madrid dio lugar "a una expectativa que no era real". El primero que sé que no era real soy yo. Era absolutamente remota", ha dicho Zapatero. En conversación informal con periodistas durante la recepción ofrecida por los Reyes en el Palacio de la Zarzuela por el Día de la Hispanidad, el líder socialista ha insistido en que la actitud de rechazo del exministro no le podía "sorprender" porque viene desde que decidió abandonar el Gobierno. La predisposición de los candidatosZapatero ha hecho un llamamiento para "dejar estar a Bono" cuando se le ha preguntado si entraba en sus planes ofrecer al expresidente castellanomanchego encabezar una candidatura para las generales del 2008. "Ahora dejemos estar a Bono. Dejémosle tranquilo". El jefe del Ejecutivo dijo no descartar a nadie de ningún ámbito o institución como candidato socialista a la alcaldía de Madrid, pero señaló que no está en sus planes que el aspirante "sea del Gobierno de España" y precisó: "Debe ser alguien que quiera de verdad" ser candidato.El nombre de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega ha salido en las quinielas, sin embargo, es cierto que ella no está por la labor, según fuentes de su entorno.Precisiones de BonoBono ha insistido esta mañana en la cadena SER en que desde el primer momento en que le plantearon la posibilidad de ser candidato del PSOE al Ayuntamiento de Madrid para las próximas elecciones municipales dijo "rotundamente que no, sin la más mínima duda".El exministro ha asegurado que sobre este asunto no ha habido en su caso rectificación, ya que se negó desde que el pasado 2 de septiembre se lo planteara el secretario de organización del PSOE, José Blanco."Lo que ocurre --ha añadido-- es que quizá no acerté cuando me preguntaron el pasado martes y les dije que no me amarga el dulce de que piensen en mí y que me insistan en ello, pero dije que no me iba a pronunciar y que todos sabían que no podía aceptar".A su juicio, "los deseos insistentes de unos y el deseo por mi parte de no aparecer como despreciativo y de hacer un desdén pudo interpretarse en esa dirección".