Frente a un PP agitado por las guerras intestinas, el PSOE vive uno de los momentos más dulces de su historia reciente. Sin embargo, en el horizonte planean algunos nubarrones. Uno de ellos es la reforma del sistema de financiación autonómica, que, para mayor complicación, deberá negociarse en un contexto de desaceleración económica.

Para evitar que el debate le estalle en las manos y derive en enfrentamientos entre dirigentes territoriales, José Luis Rodríguez Zapatero ha encargado a la dirección del partido socialista la búsqueda de una postura común que sea asumible por todas las comunidades.

El presidente del Gobierno y líder del PSOE anunció ayer, en la reunión del comité federal, que el partido abrirá en breve una "reflexión interna" para profundizar en un modelo de financiación basado en los principios de corresponsabilidad, suficiencia y solidaridad. Recalcó la necesidad de lograr una postura única que puedan compartir extremeños, gallegos, catalanes o valencianos.

INTERVENCION EXTREMEÑA El presidente hizo esta reflexión después de la intervención de uno de los representantes de Extremadura en el comité federal, el portavoz del partido en esa comunidad, Paco Fuentes. Este reclamó que el partido tenga una posición única en materia de financiación y pidió, además, que en el debate se antepongan los principios socialistas a los intereses territoriales.

PUGNA CONTROLADA El debate se ha suscitado en un momento en que la Generalitat catalana y el Gobierno de Zapatero mantienen una pugna --aún de efectos controlados-- por cuenta de la financiación. La presión del PSC para acelerar la negociación de un nuevo modelo acorde a las exigencias del Estatut ha molestado al Ejecutivo central. Sobre todo después de la reunión del miércoles pasado entre el consejero catalán de Economia, Antoni Castells, y su homólogo valenciano, Gerardo Camps, del PP, en que realizaron una exhibición de sintonía con vistas a la negociación. Dos días después, el vicepresidente económico Solbes enfrió las expectativas de algunas comunidades al afirmar que el esfuerzo económico del Estado será "muy limitado" por la crisis.

En conferencia de prensa tras el comité federal, el secretario de organización de los socialistas, José Blanco, eludió valorar las propuestas que han formulado catalanes y valencianos, y se limitó a subrayar que existen unos "principios inspiradores" sobre los que se fundamentará la posición socialista. Dichos principios, reiteró, son la corresponsabilidad, la suficiencia y la solidaridad. Con respecto a la reflexión anunciada por Rodríguez Zapatero, el número dos del partido dijo que se iniciará en los "próximos días", aunque no concretó fecha.

El discurso inicial del líder del PSOE tuvo, como era previsible, un marcado carácter económico. Zapatero afirmó que la "prioridad máxima" del Gobierno va a ser la lucha contra el desempleo, poniendo especial énfasis en la activación de otros sectores de la economía que absorban la mano de obra en paro procedente de la construcción. El presidente admitió que los datos del paro "empeoran", pero señaló que incluso la "peor previsión" en este terreno será "siempre mejor que la mejor que tuvo el PP en la legislatura pasada".

PAZ HIDRICA Si en la financiación autonómica se asoman pulsos internos, en el debate del agua parece reinar ya la paz en el seno del PSOE. Zapatero defendió ayer su política --contraria a los trasvases permanentes y favorable a las desalinizadoras-- y nadie la replicó. Incluso el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias, que en un comienzo asumió con recelo la solución provisional de abastecimiento para Barcelona, se declaró ayer satisfecho con las explicaciones del líder del partido. Iglesias recalcó que los términos del decreto para Barcelona "no aprueban la compra venta de agua. Lo que estamos planteando es que se aclare bien ese término en la misma línea en que lo pidieron las comunidades regantes de la cuenca del Ebro".

CONGRESO PARA JULIO Tal como estaba previsto, el comité federal convocó formalmente la celebración del 27º congreso del partido para los días 4, 5 y 6 de julio próximo. Zapatero pidió que ese cónclave sea el de la "consolidación del impulso del cambio", para lo que reclamó "valentía e imaginación". Dijo que el PSOE debe acometer esa nueva etapa desde su posición de "centralidad progresista".