Empezó la partida. Solo unas horas después de que los empresarios y los sindicatos cerrasen el acuerdo marco de los convenios colectivos hasta el 2012, José Luis Rodríguez Zapatero abrió ayer la negociación táctica con los partidos políticos para impulsar la reforma laboral. Un anuncio implícito al que respondieron de forma inmediata PP y CiU, destapando sus primeras cartas. Y pese a que estas coincidieron en abogar por el abaratamiento del despido, uno de los tabús del ideario de la Moncloa y el PSOE, el presidente hizo un guiño hacia la coalición catalana, con la que coqueteó al aceptar, sin concreciones ni compromisos, su idea de impulsar un pacto de Estado contra la crisis.

Zapatero midió los gestos y las formas, aunque la experiencia obliga a ser prudente. Y más aún si se tiene en cuenta que el jefe del Ejecutivo y los dirigentes nacionalistas parecieron moverse con una excesiva sincronización. Así, el presidente aprovechó la arenga a los parlamentarios de su partido para asegurar que el "gran reto" de la reforma laboral reside en "aumentar la contratación indefinida".

REDUCIR LA INDEMNIZACION A lo que poco después respondió el presidente de CiU, Artur Mas, proponiendo una fórmula inicial para conseguirlo, que consistiría en un nuevo tipo de contrato indefinido que reduzca los 45 días de indemnización por año trabajado a 20.

Es evidente que los sindicatos no aceptarían una medida de ese tipo, aunque solo se trate de fijar una postura de máximos. Y la paz social es otro de los lemas intocables de Zapatero, como volvió a dejar claro, al indicar que la propuesta que trasladó el viernes a los agentes sociales no es blanda o light, como le han criticado, sino un documento para el "diálogo" y la "concertación". Un plan, dijo, "pacífico".

Más coincidencias casuales. Por la tarde, el presidente del Gobierno volvió al Senado para someterse a la primera sesión de control de este año en la Cámara alta. Ahí le esperaba el portavoz de CiU, Jordi Vilajoana, que, en principio, debía preguntarle sobre los "sucesivos y relevantes errores de previsión del Ejecutivo en materia económica".

TONO MODERADO A ellos se refirió, pero para acabar pidiéndole, en un tono más moderado y pactista, que se posicionase sobre la oferta de mano tendida que le habían lanzado al unísono el lunes Mas y el portavoz en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, en pos de alcanzar un pacto de Estado contra la crisis.

El PP también había lanzado por la mañana una propuesta para fomentar los contratos indefinidos vinculando que las indemnizaciones por despido crezcan según los años trabajados. Pero después de que Pío García- Escudero acusará al Ejecutivo de moverse como un "pollo sin cabeza" y de haberle hecho perder al país seis años, el presidente optó por mantener la bronca con el PP. Y eso que el senador popular le pidió que se dejase "ayudar" y le recordó una frase que ya le comentó Rajoy en el 2008: "Cuando se apaguen las luces y haya que apretar los dientes, el único que seguirá a su lado seré yo".

Sea como sea, la sesión plenaria que se desarrolló paralelamente en el Congreso le acabó dando un baño de realidad al PSOE. Si el lunes tuvo que aceptar la comparecencia parlamentaria de Zapatero, el 17 de febrero, para hablar de la crisis, ayer le tocó sumarse a dos propuestas económicas presentadas por el PP y secundadas, de nuevo, por el resto de la oposición.