Atrás han quedado los tiempos en que un ataque de ETA unía a los partidos democráticos. El atentado del martes pasado en Bilbao, en que resultó herido el escolta de un edil socialista de Galdakao, llevó el enconamiento político a extremos inéditos por la reacción del PP, que a través de distintos dirigentes culpó a José Luis Rodríguez Zapatero de la acción terrorista. La Moncloa rechazó con indignación la actitud "deleznable" de los conservadores y reclamó una rectificación. En el Senado, el presidente del Gobierno "garantizó" a los españoles que "el Estado es muy fuerte y está muy preparado para este combate" contra ETA.

Mientras el guardaespaldas Gabriel Giner, militante del PP, aún se recupera de las heridas en la unidad de grandes quemados del hospital vizcaíno de Cruces, varios dirigentes de su partido utilizaron el atentado para arremeter contra Zapatero. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, criticó al jefe del Ejecutivo por "dar alas" a la banda. Su número dos, Ignacio González, dijo que el atentado es "consecuencia de la deriva de una política antiterrorista errática".

"A PULSO" La concejala madrileña y esposa de José María Aznar, Ana Botella, acusó a Zapatero de haber llevado a España a "esta situación", en alusión al atentado. "Nos lo hemos ganado a pulso, con la desastrosa política antiterrorista del Gobierno", sentenció el portavoz popular del ayuntamiento madrileño de Alcorcón, Fernando Díaz.

El Ejecutivo reaccionó indignado ante la ofensiva conservadora. En una declaración a la prensa, el secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, consideró "intolerable" que dirigentes populares utilicen un atentado para minar al presidente del Gobierno, olvidando "algo fundamental en democracia: que los responsables de los atentados son los terroristas". Moraleda reclamó a Mariano Rajoy que pida a sus subordinados una rectificación. "En democracia, no todo vale", dijo el portavoz gubernamental.

Uno de los episodios del enfrentamiento se vivió en la Comisión de Interior del Congreso, donde el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, exigió al PP una rectificación por las declaraciones que culpan a Zapatero del atentado.

ELECCIONES En la misma semana en que la justicia ha actuado contra la cúpula de Batasuna, y con el atentado de ETA contra el coche del concejal socialista Juan Carlos Domingo aún fresco, el PP comenzó su campaña contra Zapatero a primera hora de la mañana en el Senado, en la sesión de control al Ejecutivo. Aprovechando una pregunta sobre la situación en el País Vasco, el portavoz popular, Pío García-Escudero, acusó al presidente de haber destruido "treinta años de convivencia" y de andar con "malas compañías", en referencia a los nacionalistas. A modo de conclusión, reclamó a Zapatero convocar "ya" elecciones para que "hablen los españoles".

García-Escudero abrió su intervención apoyando a Giner, a los escoltas y a las fuerzas de seguridad, pero omitió el respaldo al Gobierno. Zapatero deseó el restablecimiento del escolta herido, sin una palabra de solidaridad al PP, donde milita Giner.

Respecto al órdago soberanista del lendakari, Juan José Ibarretxe, a quien recibirá el próximo día 16 en la Moncloa, Zapatero dijo que su objetivo es acabar con la violencia y "renovar el acuerdo político que respete la pluralidad vasca" dentro de la Constitución española.