José Luis Rodríguez Zapatero hizo ayer un breve y satisfecho balance de la gestión del Gobierno en el primer semestre del 2005. También evaluó al PP, al que suspendió por su "voluntad de soledad" que, a su juicio, impide avanzar en temas clave para la convivencia. Zapatero dijo desear que el PP se sume al consenso en Cataluña y apoye el nuevo Estatuto, aunque desconfió de que lo haga: "Por sus antecedentes, el PP tiende a estar solo". Por si el partido de Rajoy opta también por aislarse ahora, avisó: "Si se confirma una vez más, habría que preguntar al PP por qué esa vocación de soledad".

El presidente elogió los esfuerzos del tripartito y de Pasqual Maragall para sacar adelante un proyecto de ley que "mejore la vida de los catalanes" con el máximo consenso y respetando la Constitución. Y no señaló ayer ningún inconveniente para que reciba el visto bueno de las Cortes, aunque sea sin el PP.

CONFERENCIA EN SEPTIEMBRE Si los plazos del tripartito se cumplen, Maragall tendrá ocasión de exponer el nuevo Estatuto al resto de jefes de Gobierno autonómicos en la conferencia de presidentes, que ayer Zapatero confirmó para la primera semana de septiembre. El jefe del Ejecutivo atribuyó el retraso al cambio de Gobierno en Galicia, al afirmar que "no sería muy respetuoso" un cónclave en julio "en pleno proceso de investidura" de Emilio Pérez Touriño.

Las pullas al principal partido de la oposición adornaron una comparecencia que cierra una semana en la que la tensión entre el Gobierno y el PP ha alcanzado cotas de enfrentamiento. Unas andanadas que parecen descartar que Zapatero convoque este mes a Rajoy a la Moncloa para acercar posturas sobre las reformas estatutarias o la lucha antiterrorista. Fuentes del Gobierno opinan que el presidente esperará a que el líder del PP salga del encierro que tiene previsto celebrar con la cúpula de su partido en septiembre. Una vez que Rajoy clarifique internamente qué estrategia de oposición quiere liderar, Zapatero le llamará para acordar políticas de Estado.

RECIPROCIDAD Ese será el modus operandi con el devaluado pacto antiterrorista. Zapatero prometió esforzarse para recomponerlo como le ha pedido el colectivo de víctimas del terrorismo, pero dejó claro que los esfuerzos no pueden ser unilaterales: "Esa no es sólo una tarea del Gobierno; debe haber cierta reciprocidad del PP". Antes recordó que es él quien dirige la política antiterrorista, que debe "quedar fuera de la lucha partidaria".

El líder del PPC, Josep Piqué, respondió ayer a Zapatero con dureza: "No es nadie para darnos lecciones de diálogo". Piqué recordó la actitud "positiva y constructiva" de su partido.