Tras años de recelos, España y Argentina ponen a cero el contador de su tormentosa relación. José Luis Rodríguez Zapatero y Néstor Kirchner acordaron ayer relanzar la alianza estratégica entre ambos países, que data de 1988, resaltando los "valores" que los unen y orillando los que les separan. A petición del mandatario argentino, la declaración pactada incorporó la advertencia, asumida por el presidente español, de que no hay democracia sin "justicia social".

Ocho años llevaba Buenos Aires sin recibir a un presidente español. El último en pisar la capital fue José María Aznar en 1997. Desde entonces, las relaciones de Aznar con los sucesivos Gobiernos locales se han deteriorado en la medida en que lo hacían la economía argentina y los beneficios de las empresas españolas con intereses en el país.

SOLDAR VINCULOS Zapatero, que conoció a Kirchner en Buenos Aires en el 2003, regresó ayer con el fin de soldar un vínculo fracturado por la irritación de estos inversores. La mayoría ligados a sectores regulados --telefonía, electricidad, gas...--, chocaron con la Administración argentina en el 2002, cuando congeló las tarifas de los suministros públicos. Y hasta la fecha.

Kirchner se escuda en la "justicia social" para no subir las tarifas ni enjugar la deuda externa argentina, pese a las exigencias del Fondo Monetario Internacional. No es de extrañar que insistiese en incluir en la Declaración de Buenos Aires, firmada con Zapatero, el siguiente aserto: "La ausencia de perspectivas de crecimiento con justicia social dificultan la consolidación de la democracia y la preservación de los derechos humanos." En el texto, Zapatero "valora los esfuerzos" argentinos por atajar la deuda y confía en que la "recuperación económica", junto a la "apropiada seguridad jurídica", atraigan "nuevas inversiones españolas"

Ambos líderes quieren "poner al día" el obsoleto tratado bilateral de amistad y "profundizar la alianza privilegiada". Forjar, en suma, una Asociación Estratégica en materia comercial, cultural e internacional, tanto en la reforma de la ONU como en la negociación UE-Mercosur.

EL EJEMPLO DE ESPAÑA Zapatero lanzó un sutil reproche a Kirchner, aunque en forma de consejo. Desde Sao Paolo instó a las autoridades latinoamericanas a imitar a España y acometer las reformas económicas --privatizaciones incluidas-- con consenso social. Consejo que después trasladó en privado a Kirchner.