Tres visitas fugaces en tan sólo nueve meses, complementadas por discretas pero abundantes gestiones diplomáticas, le han bastado al presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, para articular un eje progresista en Suramérica compuesto por Brasil, Argentina, Chile y Uruguay. El jefe del Ejecutivo ha obtenido el compromiso de sus respectivos presidentes, todos de izquierdas, de que colaborarán en el orden internacional, y singularmente en el marco de las Naciones Unidas, con el frente europeo y multilateralista conformado por los gobiernos de París, Berlín y Madrid.

El presidente español emprendió ayer el vuelo de regreso a Madrid tras visitar en sólo cuatro días otras tantas ciudades suramericanas: Brasilia, Sao Paulo, Buenos Aires y, ayer, Santiago de Chile. Pese a la apretada agenda, Rodríguez Zapatero cree, según fuentes oficiales, que en este viaje ha culminado el proyecto que acometió en primavera, en la cumbre UE-América Latina de Guadalajara (México), y prosiguió en el pasado mes de noviembre en la cita iberoamericana de Costa Rica.

NUEVO ORDEN MUNDIAL Aparte de contar con la complicidad del mexicano Vicente Fox, Zapatero ha sellado una alianza con el brasileño Lula da Silva, el argentino Néstor Kirchner, el chileno Ricardo Lagos y Tabaré Vázquez, presidente electo de Uruguay, con quien ha charlado en Chile. Todos ellos apuestan, como Zapatero, el francés Jacques Chirac y el alemán Gerhard Schröder, por un nuevo orden mundial basado en el multilateralismo, la legalidad internacional y el arbitraje de la ONU. Además, Zapatero ha logrado que sus interlocutores prometan asistir en otoño a la Cumbre Iberoamericana de Salamanca.

En la madrugada de ayer, en Santiago, Zapatero vivió el momento más emotivo de su periplo por Suramérica. El patio del Palacio de la Moneda, donde Salvador Allende fue asesinado durante el alzamiento militar de 1973, acogió la primera cena entre un presidente socialista chileno y otro español. Ricardo Lagos obsequió a su invitado con un vídeo de homenaje al cantautor Víctor Jara, también asesinado en 1973, en el que su canción más célebre, Te recuerdo Amanda, se fundía con imágenes de los exiliados españoles llegados a Chile tras la guerra civil. Zapatero, muy emocionado, a punto estuvo de romper a llorar.