El PSOE defiende la necesidad de reformar los estatutos que han permanecido ajenos al cambio que ha experimentado España en los últimos 25 años. El Parlamento catalán está tan legitimado para proponer un Estatuto como el Congreso para enmendarlo hasta encajarlo en la Constitución. Y el PSOE, para ajustarlo a los principios que ha defendido históricamente. Con estas ideas logró ayer José Luis Rodríguez Zapatero arrastrar a su partido hacia sus tesis, para que dé su apoyo "unánime" al trámite que aguarda al Estatuto a partir del debate del próximo 2 de noviembre.

Todas las "dudas" que atenazaban a los socialistas sobre la constitucionalidad del proyecto catalán fueron confirmadas ayer con el informe de los juristas, que acota los "retoques" que debe introducir el Congreso. Ese informe, avalado "unánimemente" en la reunión de la ejecutiva, será la base que servirá de argumentario para proponer enmiendas. El documento satisface al PSOE y tranquiliza al PSC, por cuanto avala la voluntad "integradora en la Constitución" de la propuesta del Parlamento.

Habrá, pues, cambios en los capítulos de derechos históricos, financiación, competencias, bilateralidad, derechos y deberes; lengua, unidad de mercado, instituciones y poder judicial. José Blanco confirmó que "nación" desaparecerá del Estatuto, aunque los juristas no se han pronunciado sobre el término porque no suscita efectos jurídicos, sino debates "ideológicos".

TENSION EN LA EJECUTIVA La reunión fue "larga y tensa", según varios asistentes. Se calentó especialmente con las intervenciones de Matilde Valentín y de Juan Carlos Rodríguez Ibarra. El presidente extremeño protagonizó un discurso "agresivo y violento", según algunas fuentes, y tuvo que ser reconvenido por Zapatero. El presidente le recordó que ya le adelantó su posición sobre el término nación en la entrevista en la Moncloa. "Y estabas de acuerdo; supongo que seguirás de acuerdo", le espetó. Ibarra denostó que el proyecto cite al "pueblo catalán" como fuente de derecho y el líder del PSOE le recordó que eso ya está en el texto vigente.

El extremeño la emprendió entonces con José Montilla, al que reprochó la "falta de firmeza" del PSC para "corregir las inconstitucionalidades del proyecto", frente al plante que abortó el intento de Pasqual Maragall de reformar el tripartito. Montilla le recordó que el Ejecutivo catalán se sustenta en una mayoría parlamentaria de tres partidos y que para aprobar el proyecto de Estatuto hubo que ampliar el consenso a CiU. Añadió que el PSC ha mostrado su "voluntad de constitucionalidad" con sus 70 enmiendas.

Las aguas volvieron a su cauce con una intervención templada del presidente del PSOE, Manuel Chaves, y el posterior cierre del debate por parte de Zapatero. El líder andaluz auspició que el PSOE superará el reto de mejorar el encaje de Cataluña en España para otros 25 años, especialmente tras solucionar el "problema" que suscitaba la presencia del término nación . Y destacó el potencial de ser el centro de todas las miradas, porque la táctica del PP de rechazar el debate les deja fuera de juego, dijo.

Zapatero tomó el hilo que le tendió Chaves y remató diciendo que "los ciudadanos valoran más a aquellos que son capaces de unir que a los que crispan y dividen", en un mensaje al PP y a los críticos internos. Después llamó a los suyos a estudiar los cambios que apunta el informe jurídico y a hacer "pedagogía política" para trasladar que "habrá un Estatuto bueno para Cataluña y para España".