La tregua parcial de ETA, limitada a los cargos electos de los partidos españoles, no variará ni un ápice la política antiterrorista del Ejecutivo. Ni la persecución policial de los terroristas ni la política penitenciaria experimentarán cambio alguno, adelantaron ayer fuentes oficiales tras conocer en su integridad el comunicado etarra. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero prevé mantener el acoso a la banda hasta forzar su abandono total y definitivo.

Finalmente, ayer por la mañana el presidente y sus asesores renunciaron a ofrecer una respuesta oficial al anuncio de ETA. Todos coincidieron en que divulgar una contestación formal tendría al menos tres efectos negativos. El primero, otorgar protagonismo político a la banda poniendo en valor un cese parcelado del terrorismo que, aunque sintomático, juzgan muy insuficiente. El segundo, alimentar en exceso las esperanzas de paz, cuando todo apunta que el fin de la violencia puede ir para largo. Y tercero, interferir en la jornada electoral gallega, con la consiguiente respuesta del PP.

SOSTENER LA FIRMEZA Zapatero descarta, en todo caso, realizar gestos de distensión en respuesta a la tregua parcial de la banda. Las fuentes gubernamentales consultadas apuestan por mantener la actual firmeza en la lucha antiterrorista, incluida la dispersión de los presos etarras, porque creen que la organización ha iniciado una retirada gradual que desembocará, tarde o temprano, en el abandono definitivo de las armas. Entretanto, el Gobierno no quiere dar muestras de flexibilidad que los terroristas pueden interpretar como debilidad.

De ahí que, por tercer día consecutivo, el Ejecutivo repitiera el mismo soniquete: "El único comunicado que quiere comentar el Ejecutivo es aquel en el que ETA anuncie que deja de matar, que deja de extorsionar".

El bajo perfil político de la reacción gubernamental se reforzó con unas contundentes declaraciones de Gregorio Peces-Barba, alto comisionado para las víctimas del terrorismo. 48 horas antes de reunirse junto a Zapatero con las asociaciones de víctimas, el secretario de Estado calificó de "sarcástica", "dramática" y "repugnante" la decisión de ETA de "dejar de atacar a unos pero seguir atacando a otros". "Todas las víctimas son iguales", concluyó.

Como el comunicado etarra declara "fracasado" el pacto antiterrorista, el PP aprovechó para culpar al Gobierno. El secretario general, Angel Acebes, dio por demostrada la "equivocación" de Zapatero, a quien acusó de romper el pacto anti-ETA y cambiar la política antiterrorista. A su juicio, ETA está "envalentonada", va de "perdonavidas", practica un "juego macabro" y pretende cambiar la política antiterrorista "en la dirección de Carod-Rovira". Recordó Acebes que, tras la reunión del líder de ERC con la banda, ésta decretó una tregua sólo para Cataluña.

ESPERANZA Muy distintas fueron las reacciones en Euskadi. Desde Vitoria, el Gobierno vasco calificó el anuncio etarra como "paso esperanzador en la buena dirección, pero no el definitivo", con lo que saludó positivamente la decisión de la banda sin darse por satisfecho. La portavoz del ejecutivo, Miren Azkarate (PNV), citó los colectivos sobre los que aún pende la amenaza, pero también subrayó que la situación actual es "mejor" que la anterior.

Begoña Errazti (EA) pidió "responsabilidad" a los partidos para avanzar hacia la paz, y Javier Madrazo, de Ezker Batasuna, instó al Gobierno a responder con "inteligencia" a la banda y acercar a los presos etarras a Euskadi. En la izquierda aberzale, EHAK guardó silencio y Batasuna aplazó hasta hoy su respuesta.