El presidente del Gobierno aseguró ayer que Batasuna tiene escasísimas posibilidades de poder concurrir legalmente a las próximas elecciones al Parlamento vasco, convocadas ayer para el 17 de abril. "La ley de partidos sigue vigente", sentenció José Luis Rodríguez Zapatero para dejar claro que, en las actuales circunstancias, la formación que lidera Arnaldo Otegi está fuera de las formaciones políticas democráticas.

Cuando se le planteó si tendría una oportunidad si previamente condena la violencia, Zapatero fue firme al asegurar que ve "poco margen para que la condene" y añadió que ello impide a la formación aberzale participar en los comicios.

Zapatero aprovechó el encuentro casual con la prensa --fue abordado cuando pretendía tomar un café en el bar del Parlamento, que no visitaba desde que es presidente-- para valorar el debate parlamentario de la víspera y la convocatoria de elecciones en Euskadi.

Se reafirmó en su oferta de diálogo al lendakari porque "la capacidad de propuesta" es la esencia de la democracia y explicó que su discurso "fue para ayer --en referencia al martes-- y para mañana". El presidente se refería así a que los límites que estableció ante Ibarretxe para lograr un "acuerdo histórico, definitivo y en el que quepan todos" sirven para todas las reformas estatutarias a tratar en el futuro, entre las que figura en primer lugar el Estatuto catalán.

Respecto a las elecciones vascas, Zapatero avanzó que el PSE no las planteará como un "enfrentamiento" entre nacionalistas y no nacionalistas, sino que trabajará por "propiciar un acuerdo para vivir juntos".

Por su parte, la dirección del Grupo Popular en el Congreso dio instrucciones a sus diputados para que facilitaran el debate sobre el plan Ibarretxe del pasado martes y evitaran que se crease un ambiente tenso que pudiera dar lugar a una bronca parlamentaria. El objetivo era, además de dar solemnidad a la discusión, no contribuir a fomentar una actitud "victimista" en el lendakari Ibarretxe y los cargos nacionalistas que vieron el debate desde la tribuna de invitados, como Artur Mas (CiU) y Josep Lluís Carod-Rovira (ERC). Según informaron fuentes del PP a Europa Press, el PP concebía el debate como un asunto que había que afrontar con firmeza, pero sin crispación.