El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró ayer que en la polémica con la Conferencia Episcopal no piensa callarse, aunque a renglón seguido añadió, en tono conciliador, que no está enfadado. La contundencia no está reñida con el talante y, sin dejar de sonreír, recurrió a los principios católicos al exigir a los obispos un "mayor respeto", tal y como corresponde al "mensaje cristiano".

Zapatero aprovechó que entre los asistentes a su conferencia en el Foro Europa Press estaba presente el nuncio del Vaticano para confirmar que se reunirá con él la próxima semana; encuentro que lleva tiempo pendiente y que puede interpretarse como un gesto conciliador del Gobierno.

Sin embargo, más allá de las formas, el líder del PSOE mantuvo sus reproches a la jerarquía eclesiástica y no le perdonó sus referencias a la lucha antiterrorista. Ni que la incluyesen en la nota ni las justificaciones de los obispos, que argumentaron que se podía dialogar con los terroristas, pero no tratarlos como "interlocutores políticos".

El líder socialista apeló ayer a la memoria de la jerarquía eclesial para recordarles que en sus notas anteriores a las elecciones del 2000 --un año después de las conversaciones del PP con ETA-- y en las del 2004 nunca hablaron del diálogo con la banda, solo para condenar la violencia.