El error táctico que cometió el PP el pasado miércoles en el Congreso al cederle al Ejecutivo el protagonismo pactista para salir de la crisis le puede costar muy caro a Mariano Rajoy. Sabedor de que ha recuperado la iniciativa, y de que tiene a su lado a los nacionalistas catalanes y vascos y a los agentes sociales, José Luis Rodríguez Zapatero metió ayer la directa y puso al principal partido de la oposición contra la espada y la pared de cara a la cumbre anticrisis convocada para el jueves. "A Rajoy no le pido que ayude al Gobierno, sino a su país", indicó el líder socialista en un mitin en Málaga en el que se puso el traje de hombre de Estado --el que persigue todo presidente que se precie-- y arrinconó a su adversario en el espacio que más teme, el de la soledad frente al resto de partidos.

Zapatero escenificó de nuevo el discurso pronunciado en el debate parlamentario de la semana pasada en el que, tras asumir la responsabilidad ante los más de cuatro millones de parados, reclamó al resto de partidos que arrimen también el hombro para salir de esta situación. "El desafío es grande y exige esfuerzos y sacrificios, así como la mayor unión de todos", aseguró ante las 15.000 personas que abarrotaban el Palacio de Ferias y Congresos de Málaga. "Salvar empleos no tiene color político. Le pido a Rajoy y al resto de partidos que presenten sus propuestas y las sumen a las nuestras, sin condiciones previas, para llegar a acuerdos. Hemos de arrinconar las diferencias", añadió.

Investido ahora como el líder comprometido que busca encabezar una salida conjunta de la crisis, Zapatero puso la guinda en su estrategia de arrimar el ascua a su sardina y se dirigió de nuevo al presidente del PP para recordarle que diciendo "no a todo, no se ayuda a España". "No le pido que se corresponsabilice del Gobierno, sino de la sociedad española", sentenció.

EL EJEMPLO DE LOS SINDICATOS El jefe del Ejecutivo recordó el "ejemplo" que están dando empresarios y sindicatos (estos últimos se manifestarán mañana contra la propuesta del Gobierno de retrasar de los 65 a los 67 años la edad de jubilación) y no dejó a Rajoy más alternativa que la de participar con toda la voluntad posible de consenso en la primera reunión para buscar pactos que congregará el jueves a los portavoces de los grupos políticos con la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, y los ministros José Blanco (Fomento) y Miguel Sebastián (Industria).

Tras un inicio de año especialmente duro, Zapatero quiso escenificar su relanzamiento dándose un baño de masas en el lugar más apropiado. Era su primer mitin del 2010 --una experiencia que intensificará en los próximos meses, según fuentes socialistas-- y se trasladó a Andalucía, el principal bastión del PSOE, para celebrar los 30 años del referendo que votó el Estatuto de esa comunidad, el 28 de febrero de 1980. Flanqueado por el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, y por su predecesor y ahora vicepresidente tercero del Gobierno español, Manuel Chaves, Zapatero evidenció que se crece en estos actos y volvió a cargar contra los "especuladores" que han causado la crisis económica y ahora ponen en duda la solvencia del euro.