La "puesta al día del sistema autonómico" figura ya en la agenda inmediata de José Luis Rodríguez Zapatero. En el primer aniversario de su llegada al poder, Zapatero compareció ayer en la Moncloa para fijar las tres prioridades que guiarán la actuación del Gobierno en su segundo año de mandato. Estas "citas cruciales" serán la tramitación parlamentaria de la reforma de los estatutos; la búsqueda de un pacto social para crear empleo de calidad; y la ley de la dependencia, en favor de los discapacitados.

"No hemos mirado hacia atrás, sino hacia el futuro". "Hemos cambiado de rumbo algunas políticas porque lo decidieron los ciudadanos con su voto, no por un afán de empezar de cero". Así describió Zapatero el espíritu con el que gobierna desde que tomó las riendas de España, el 17 de abril del 2004. En su exposición inicial glosó con orgullo, y sin amago de autocrítica, su gestión del último año, y sólo a preguntas de los informadores reconoció un error de su Gabinete: la descoordinación tras la fuerte nevada caída en diciembre, que dejó a miles de conductores atrapados en las carreteras españolas.

Balances aparte, los planes de futuro centraron la comparecencia presidencial. Opinó que, pese a la "fortaleza" de la cohesión de España, el Estado necesita reformas institucionales para reforzar aún más su unidad. Para lograr el apoyo del PP a la reforma de los estatutos --"muy conveniente"-- y de la Constitución --"imprescindible"--, Zapatero aseguró que el Gobierno "no regateará ningún esfuerzo". La negociación constitucional con el PP empezará cuando el Consejo de Estado emita su informe; la estatutaria, a medida que los parlamentos autonómicos remitan sus proyectos al Congreso.

Los nuevos estatutos, avanzó Zapatero, deberán realizarse "conformes" a la Constitución y a "la racionalidad de un Estado profundamente descentralizado que mantiene principios esenciales como el de la solidaridad, la cohesión y la lealtad".

Mejorar la financiaciónde las autonomías

Similares condiciones fijó para mejorar la financiación autonómica, pero con un matiz: Cataluña necesita dinero para sufragar unos servicios cada día más onerosos por la presión migratoria, pero regiones más despobladas, como las del noroeste, requieren más infraestructuras.

El "cambio político" en Euskadi ya empezó

Al margen del resultado de mañana, Zapatero detecta en Euskadi un incipiente "cambio de clima político", expresado en la poca crispación. Defendió su negativa a ilegalizar el Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK en euskera) pero admitió "reservas serias" hacia una fuerza que situó "en las antípodas" del PSOE. El presidente no quiso "contestar insinuaciones falsas" como la del líder del PP, Mariano Rajoy, que achaca la negativa del Gobierno a actuar contra EHAK a un "pacto secreto" con Batasuna. Prometió "paciencia", pero admitió que la "salud" del pacto anti-ETA es "mejorable".

Pasar de los "adjetivosa los hechos" con EEUU

La relación con EEUU, aseguró, "funciona como debe entre dos aliados", pero ha llegado la hora de pasar de "la fase de los adjetivos y las valoraciones" a la de "los hechos". Al régimen de Castro le instó a "escuchar" las demandas de la ONU.

La regularización de ´sinpapeles´, sin prórroga

Zapatero apuntó que las rectificaciones de su Gobierno ya entrañan la asunción de errores. No incluyó de éstas últimas la "modificación administrativa" de los requisitos que se exige a los inmigrantes para regularizarse, y excluyó prorrogar un proceso que considera "razonable".

Respeto mutuo entrela Iglesia y el Estado

Otro de los frentes que Zapatero mantiene abiertos en la tensa relación con la Iglesia, en pie de guerra por la regulación de los matrimonios homosexuales, la agilización del divorcio y la asignatura de Religión. Tras calificar de "muy positiva" su entrevista con el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, Zapatero ofreció y pidió un "respeto escrupuloso": del Estado, a los acuerdos con la Santa Sede; y de la Iglesia, a la "aconfesionalidad" de España y al deber del Gobierno de cumplir sus compromisos.

El ´caso Leganés´ y el trato a la eutanasia

En el caso Leganés, el escándalo desatado por el consejero madrileño Manuel Lamela (PP) al airear la supuesta práctica de sedaciones irregulares en el Hospital Severo Ochoa, Zapatero pidió que en un asunto tan sensible se actúe con "prudencia" y se espere a que el fiscal acabe la investigación. El presidente mostró "plena confianza" en la sanidad pública y ratificó que el PSOE no despenalizará la eutanasia.

La injerencia enempresas privatizadas

Como "una broma difícilmente aceptable" definió Zapatero que el PP, tras haber situado a hombres "de su absoluta confianza" durante el proceso de privatización de las empresas públicas, acuse al Gobierno de intervencionismo. "Salvo en un caso, siguen los mismos", recordó.