Choque de trenes. Callejón sin salida. La jerga periodística dispone de numerosas expresiones prefabricadas para describir un encontronazo político. Pero la frase que mejor sintetiza lo que ocurrió ayer en el Congreso de los Diputados, durante la comparecencia de José Luis Rodríguez Zapatero para afrontar la ruptura del alto el fuego de ETA, es el título de una vieja serie televisiva y una película más o menos reciente: Misión imposible . La propuesta solemne del presidente de forjar un gran acuerdo de Estado frente a los terroristas y recuperar la unidad se estrelló contra la intransigencia de Mariano Rajoy, que exhibió uno de los discursos más virulentos que se recuerdan en el hemiciclo.

Arropado por los demás grupos, Zapatero llegó a la cita parlamentaria con un mensaje de mano tendida al PP y de firmeza frente a ETA, aunque sin renunciar a explorar cualquier oportunidad nueva que se presente para erradicar la violencia, por considerarlo una "obligación" de todo Gobierno democrático. Incluso se permitió, casi al comienzo de su primera intervención, un acto público de contrición al admitir como "error" su exhibición de optimismo sobre la marcha del proceso de paz el 29 de diciembre, víspera del atentado etarra que costó la vida a dos inmigrantes ecuatorianos.

Caldear el ambiente

De nada sirvieron los gestos de buena voluntad del presidente. Jaleado en todo momento por sus fieles, Rajoy no solo rechazó un pacto antiterrorista ampliado que incluya a todas las fuerzas políticas, sino que desde el primer momento caldeó el debate con descalificaciones que, en algunas ocasiones, rayaron en el insulto. En su diatriba, el líder conservador acusó a Zapatero de dar alas a ETA, de acallar a las víctimas del terrorismo y de ser responsable del atentado en la terminal 4 del aeropuerto de Barajas (Madrid).

La escalada verbal de Rajoy llegó a su paroxismo cuando espetó al jefe del Ejecutivo una frase que desató las iras en la bancada socialista. "Si usted no cumple con ETA, hay bombas, y si no hay bombas, es porque ha cedido", le soltó, convencido de que el Gobierno pretende reanudar el diálogo con la banda terrorista. Visiblemente enfadado, Zapatero exigió sin éxito una rectificación a Rajoy, al que acusó de ser el primer líder de oposición en democracia que politiza el te-

Pasa a la página siguiente