El resultado de las elecciones planeó sobre el acto de homenaje a las víctimas de los atentados islamistas del 11 de marzo del 2004. Si Mariano Rajoy se situó de espaldas al pasillo de acceso por donde entraban los Reyes, el presidente del Gobierno en funciones y los representantes de las altas instituciones del Estado, José Luis Rodríguez Zapatero se despidió de su adversario con un gesto escueto. A su vez, Esperanza Aguirre tampoco se esmeró en transmitir cordialidad al presidente del PP, que se encontraba a su lado.

Una corona de flores depositada por los Reyes, vestidos de luto, ante el monumento erigido en recuerdo de las 192 víctimas, un minuto de silencio y el canto Da pacem domine, compusieron la honra fúnebre celebrada ante la estación de Atocha, en el cuarto aniversario de la tragedia.

Tras menos de 48 horas del cierre de las urnas, los rostros de los numerosos políticos, hermanados por el recuerdo de los fallecidos, ofrecieron claves diversas. Los abrazos y las miradas cómplices procedieron de los vencedores. Mientras, la soledad del coordinador de IU, Gaspar Llamazares, paliada a ratos por la compañía de algún rector universitario y del secretario general de UGT, Cándido Méndez, subrayaba la certeza de su adiós.

La pieza Da pacem domine fue creada dos días después de la matanza, el 13 de marzo, por el compositor estonio Arvo Part, a instancias del director de orquesta Jordi Savall. Este dirigió ayer el coro de la Capilla Real de Cataluña y el de la Capilla Real de Madrid, que interpretaron el canto juntos. Una de sus integrantes fue Sonsoles Espinosa, esposa de Zapatero, cuya presencia sorprendió agradablemente a los Reyes. El alcalde organizador del acto, acudió a felicitarla.

El grupo de las víctimas era menos numeroso que el año anterior, y solo unos pocos rompieron en aplausos. Acaso para evitar el riesgo de que se repitieran comentarios adversos, la numerosa comitiva que encabezaban los Reyes no se aproximó a ellos al salir del recinto.

Allí se encontraban representantes de la asociación de Pilar Manjón; la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, o el responsable del Foro de Ermua, Iñaki Ezkerra. En 12 minutos el acto había terminado.