El PSOE organizó ayer en Madrid un acto para conmemorar sus 100 primeros días de Gobierno. Ese era el motivo oficial. Pero el objetivo real de su único protagonista, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, era disipar cualquier duda de los suyos sobre si sabrá hacer frente al "frenazo del crecimiento económico". "Os puedo asegurar que seremos capaces de recuperar el crecimiento y la creación de empleo", proclamó. Y restó valor a las propuestas "antisociales y autoritarias" de la derecha, que "siempre chocan contra los mismos", los trabajadores.

Eso, a 24 horas de su encuentro con Mariano Rajoy en la Moncloa. "Estaremos abiertos al diálogo con todos y a sus iniciativas, con el límite de los derechos sociales. Estudiaremos medidas que nos pongan sobre la mesa. También las de Rajoy", sentenció. Eso sí, advirtió de que rechazará recetas ajenas que conlleven demandas de reducción drástica del gasto público. Y sacó a colación que, entre el 2008 y el 2010, su Ejecutivo invertirá 60.000 millones de euros para hacer frente a la situación.

En este contexto, Zapatero recordó que "no es lo mismo la política económica y social cuando gobierna la derecha que cuando lo hace un gobierno progresista", y alegó que los socialistas fomentan la confianza y las políticas sociales, mientras que los populares recurren "a los decretazos y al recorte de derechos". "Esto no es una conjetura: es un recuerdo", espetó el presidente del Gobierno. Acto seguido, se mostró seguro de que su cita de hoy con el líder de la oposición dará "frutos positivos", como por ejemplo un pacto en materia de justicia.

SISTEMA DE FINANCIACION Otro de los ejes del discurso del presidente --que repasó al detalle las iniciativas aprobadas por su equipo en estos 100 días-- fue la financiación autonómica. ¿Qué por qué presenta un nuevo modelo? El se hizo la pregunta y se dio respuesta: porque lo prometido en el programa electoral, es deuda y toca intentar garantizar que "todas" las comunidades dispongan de recursos para atender sus necesidades en materias como la educación o la sanidad.

Así, el jefe del Ejecutivo defendió las virtudes de un Estado autonómico y solidario frente al centralismo, al tiempo que restó importancia a las críticas que ha recibido la propuesta de trabajo del Gobierno. "Lógicamente, ahora todo el mundo critica porque cada comunidad autónoma va a defender sus intereses. Pero estoy seguro de que todo el mundo va a colaborar y se alcanzará un acuerdo", apostilló.