Midiendo cada una de sus palabras, José Luis Rodríguez Zapatero expresó ayer su "convicción" de que "el principio del fin" de ETA puede estar a la vuelta de la esquina, aunque insistió en que la tarea será "larga, dura y difícil". A la espera de que la banda anuncie de una vez el abandono de las armas, el presidente reclamó al popular Mariano Rajoy lealtad y "sentido de la responsabilidad", que contribuya al proceso de paz en vez de intentar dinamitarlo con sus "mentiras" sobre la excarcelación de etarras.

Tras la reunión del Consejo de Ministros, el jefe del Ejecutivo celebró ayer una extensa rueda de prensa abierta a todos los asuntos de la agenda política. Pero ya en su intervención inicial demostró que su prioridad era reforzar las esperanzas de paz que él mismo alimenta desde hace más de un año. Y también condenar la estrategia del PP en la lucha antiterrorista.

CULTIVOS Y COSECHAS Si bien evitó aclarar las cuestiones más controvertidas, como si el Gobierno ha realizado gestiones o mantenido contactos directos con la organización terrorista, el presidente deslizó varios comentarios que sugieren notables avances. Zapatero aseguró que sus expectativas sobre el fin de ETA obedecen a una seguridad: "Se cosecha lo que se cultiva. Y este Gobierno cultiva la esperanza de acabar con la violencia, cosecha que será fruto de toda la sociedad española".

Puesto que no podía dar garantías sobre cuándo ni cómo renunciará ETA a la violencia, el jefe del Ejecutivo se aferró a su "convicción" para persuadir a los españoles de que ese momento está cada vez más próximo. Su convencimiento se yergue sobre datos "objetivos": los 31 meses que ETA lleva sin asesinar o la percepción de que la "inmensa mayoría de la sociedad vasca" desea que acabe la violencia. Pero también reconoció que se basa en la "información" reservada de que dispone, que está obligado a administrar con "prudencia" y "discreción", para concluir que a la banda terrorista le queda "un tiempo limitado".

Garantizó Zapatero que tiempo atrás trasladó este "análisis" de la situación al presidente del PP --extremo que éste siempre ha negado--, y se mostró dispuesto a entrevistarse de nuevo con Rajoy para discutir la "futura política antiterrorista". "Será en su momento", remachó, sugiriendo que sólo le convocará a la Moncloa cuando haya novedades reseñables.

Visiblemente indignado, Zapatero echó en cara al PP que "tenga la osadía de no respetar la verdad" en un tema tan sensible como la liberación de presos de ETA condenados por varios asesinatos. El presidente condenó las "mentiras insostenibles, inaceptables e intolerables" que los populares han propalado al atribuir la excarcelación de etarras a una "indicación" del Gobierno.

Pese a garantizar que esta campaña "no perjudicará las expectativas de paz" porque el proceso está blindado, el presidente lamentó que "desde el principio de la legislatura el PP use la lucha antiterrorista para hacer oposición", conducta prohibida por el pacto anti-ETA suscrito por populares y socialistas.

A Rajoy, en concreto, le recordó que pertenece a "un partido que negoció con ETA", en 1999. También rescató del olvido algunas de las frases pronunciadas entonces por Aznar. "Si los terroristas deciden dejar las armas sabré ser generoso", prometió, aseveración con la que ayer Zapatero aseguró coincidir. "Y ahora tenemos que oír lo que hemos oído", se escandalizó.