Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero aprovecharon ayer el escaparate audiovisual que supone su cara a cara en el debate sobre el estado de la nación para salvarse a sí mismos no solo ante los ciudadanos, sino también ante sus propios grupos parlamentarios. El debate, bronco y con constantes interrupciones por parte de los diputados de la bancada contraria, vivió sus momentos de apogeo cuando Zapatero defendió el plan de ajuste, cuando ambos abordaron la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut y cuando Rajoy pidió el adelanto electoral. "El mejor servicio que puede hacer al país para cortar este calvario es disolver el Parlamento y convocar elecciones", afirmó en su primera intervención el líder del PP.

Rajoy cedió a la presión de un sector de su partido y reclamó por primera vez de una manera clara y directa la convocatoria de elecciones. El líder conservador culminó su discurso con esta petición después de haber hecho una radiografía del país y haber puesto de relieve las contradicciones de Zapatero en este último año, al aprobar el recorte del sueldo de los funcionarios y la congelación de las pensiones.

EL PELIGRO DE LA HEMEROTECA Rajoy leyó el diario de sesiones. "Le dije hace un año, una vez más, que su desmadrado gasto público provocaría un déficit que rondaría el 10%. Que era insostenible. Me contestó: ´Hemos practicado y practicamos una política de austeridad, pero para salir de la recesión es necesario un impulso fiscal y no hacer demagogia de que se gasta más o se gasta menos´", leyó el líder popular. "¿Por qué nos ha hecho perder un año?", se preguntó.

A juicio de Rajoy, por las decisiones tardías de Zapatero, se han destruido 700.000 empleos, han cerrado 35.687 empresas, la deuda ha crecido en más de 100.000 millones de euros y el déficit ha sobrepasado el 11%. Rajoy aseguró que hay otra manera de hacer las cosas y que los españoles tienen todavía "la esperanza" del PP, que "disfruta de crédito ante toda la nación". "No puede pretender ofrecerse como remedio de la situación. Su tiempo se ha agotado y lo sabe".

En la réplica, el presidente le afeó que no hubiera hablado "ni de un solo problema del país" ni hubiera presentado "una sola propuesta". "Piden las reformas, pero cuando llegan no dan respaldo porque les interesan otras cosas", aseveró.

El jefe del Ejecutivo aseguró que el principal partido de la oposición ha elegido "el camino de no arrimar el hombro". "Yo --continuó-- también he elegido. Voy a tomar las decisiones que España necesita, cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste". Una frase que se ganó uno de los aplausos más rotundos de los socialistas.

Zapatero, viendo que Rajoy insistía en su idea-fuerza de petición de elecciones, también respondió, en la dúplica, con un estilo meridiano: "Presente una moción de censura. ¡Ah, pero es verdad! Para subir aquí y pedir una moción de censura hay que tener un programa y explicárselo a los ciudadanos", espetó.

También subió la tensión cuando Zapatero respondió al nuevo espíritu que ha imbuido al PP tras la sentencia del Constitucional sobre el Estatut, sobre todo por la cercanía de las elecciones catalanas. Rajoy pidió, en su primera intervención, mirar hacia el futuro. "España necesita un proyecto común, en el que quepamos todos, en el que se respeten los consensos constitucionales, en el que no se juegue a dividir sino a sumar y en el que no se engañe a los ciudadanos", había dicho Rajoy. Zapatero respondió con brío. "¿Ahora pelillos a la mar?", le preguntó. "¿Ya no se rompe España?", continuó. "Usted ha echado cuentas y ya no le interesa cabalgar contra Cataluña, ahora solo le interesa la crisis", señaló.

El presidente recordó en dos ocasiones la recogida de firmas en contra del Estatut y las cuñas de radio que el PP emitió por emisoras de toda España en las que alertaba del peligro del Estatut. Las frases de Zapatero no encontraron respuesta en Rajoy y clausuraron el cara a cara sobre el Estatut, el segundo protagonista del debate del año.