El margen de maniobra es muy pequeño. Tanto el Gobierno central como la Generalitat necesitan que el mes de septiembre sea realmente fructífero. El cumplimiento del Estatut ya no es posible, porque el acuerdo de financiación no se pudo alcanzar, como estaba fijado, el 9 de agosto, y ahora el presidente catalán, José Montilla, necesita imperiosamente un balón de oxígeno proveniente de José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente debe impulsar un nuevo sistema de financiación para Cataluña y el resto de autonomías aplicable a partir del 2009, en el que están en juego los presupuestos.

El compromiso de Zapatero de acordar con Cataluña el nuevo sistema en tres meses, al que llegó el PSOE con ICV en la Diputación Permanente del Congreso el pasado miércoles, es insuficiente. Solo tiene dos meses justos, porque la Cámara baja debatirá las enmiendas a la totalidad del presupuesto del 2009 en el pleno del 21 al 23 de octubre. Con el voto en contra de ERC, de CiU y del PP, los presupuestos se podrían bloquear.

El PSC, por tanto, es quien más se la juega, ya que necesita las dos cosas: "Debemos tener nuevo modelo de financiación y presupuestos", asegura un diputado del PSC en Madrid. Las negociaciones las liderarán el vicepresidente económico, Pedro Solbes, y el consejero catalán de Economía, Antoni Castells, sin dejar de lado al secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña. Y para restablecer el clima político si las cosas marchan mal "estarán muy encima" la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, y el propio Montilla.

Solbes tratará en su comparecencia del jueves en la Diputación Permanente del Congreso de retornar la racionalidad. Las reglas están claras y, pese a las peticiones de los barones territoriales del PSOE, el proceso será bilateral entre el Gobierno y la Generalitat, sin perjuicio, como marca la ley, de que el acuerdo final se alcance en el seno del Consejo de Política Fiscal.