No solo en la cafetería del Congreso, donde José Luis Rodríguez Zapatero asegura haberse tomado el último café antes de participar en el programa de TVE Tengo una pregunta para usted . Si se trata de pagar 80 céntimos por esta bebida, el presidente del Gobierno también puede pasarse por Villamiel, donde todos los bares --tres, en concreto-- ofrecen a este precio la taza de la polémica .

Y es que la decidida respuesta de Zapatero sobre cuánto cuesta un café --"aproximadamente 80 céntimos"-- fue ayer la comidilla en todo el país: desde el Congreso, donde el jefe del Ejecutivo tuvo que soportar bromas e ironías de los diputados y periodistas sobre este tema, a un bar de Málaga cuyo dueño rebajó ayer el precio de los cafés "en honor al presidente". Algo que no fue necesario en Villamiel, donde los hosteleros tienen acordado cobrar esa cantidad por el café.

"En realidad, hace poco lo teníamos a 70 céntimos, pero como ya lo subimos, en Villamiel el presidente acertó", explica Ana Escribano, dueña del bar Vettones, ubicado en este municipio cacereño de unos 800 habitantes. Pero Ana reconoce que es difícil tomar un café a ese precio, sobre todo en las ciudades, "donde la vida es más cara, aquí si lo subimos más la gente se queja", dice.

Un euro y subiendo

Entonces, ¿cuánto vale un café en Extremadura? Pues, como suele ocurrir, depende de dónde se tome. Por ejemplo, no hay problemas para encontrarlos por debajo del euro en los centros públicos --facultades, hospitales, hogares del pensionista...--, pero es más difícil en el sector hostelero. "Un café vale normalmente un euro y subiendo, que cada vez es más normal que te cobren hasta 50 céntimos más", comenta Josefa Pérez, consumidora habitual --"y entusiasta"-- de café.

Así, si Zapatero decide compartir un café con los estudiantes de la Uex o los clientes del Hogar del Pensionista de la Plaza Mayor de Cáceres, por ejemplo, no tendrá problemas para pagar la consumición con sus 80 céntimos. Pero si opta por una cafetería tradicional tendrá que rascarse un poco más el bolsillo. Por no hablar de las terrazas, "donde es un 20% más caro", según indican en el restaurante cacereño Torre de Bujaco.

La cuestión es que más allá de dónde --ante un café o en una tertulia radiofónica--, la anécdota del presidente fue sin duda una de las más comentadas ayer en todo el país. Y no parece exenta de relevancia, ya que para muchos demuestra que el máximo responsable del Gobierno no está demasiado informado "de las cosas de la calle". Esta es la opinión de Antonio Fernández, para quien el pequeño suceso demuestra "que los políticos viven en otra esfera, no conocen el día a día de los ciudadanos".

Martín Pacheco, cacereño prejubilado va más allá al declarar: "Si no sabe cuánto vale un café, cómo va a saber cuánto vale lo demás", en alusión a la, en su opinión, desacertada política antiterrorista del Gobierno. Otros, en cambio, restan importancia al asunto, como Silvia Granado, estudiante de la Uex a la que le parece "una tontería" dar tanta importancia a esta cuestión. Nada, al fin y al cabo, que no pueda solucionar un buen café.