Confianza. Ese es el mensaje que José Luis Rodríguez Zapatero quiso transmitir ayer tras su primer despacho veraniego con el Rey, en el palacio de Marivent, en Palma de Mallorca, en relación con los tres ejes fundamentales de su estrategia de Gobierno: el País Vasco, la situación económica de España y el debate sobre el Estatuto catalán.

En el capítulo vasco, el presidente del Gobierno consideró "positiva" la reunión secreta que mantuvieron el 21 de julio pasado dirigentes socialistas y del PNV para buscar una salida al conflicto vasco y añadió crípticamente que esa "actitud de diálogo con las fuerzas democráticas" será aún más positiva "para el futuro".

TRADICION ROTA Zapatero destacó también la importancia del diálogo institucional y anunció que en septiembre recibirá en la Moncloa al lendakari, Juan José Ibarretxe. Preguntado por los periodistas si se reunirá también con el líder del PP, Mariano Rajoy, dijo estar abierto al encuentro y confió en que pueda producirse en septiembre u octubre para hablar, entre otras cosas, del problema del terrorismo.

Consideró en ese sentido que la pretensión del PP de convertir ese asunto en caballo de batalla parlamentaria "rompe una tradición que viene desde la transición". "Cada quien elige su manera de hacer oposición", dijo. Y apostilló: "A mí me gustaba la oposición útil".

A la pregunta de si le inquieta la escalada de violencia callejera en Euskadi, dijo que el terror, "sea de mayor o menor intensidad", lo único que debe hacer es desaparecer. Apoyó al respecto al obispo de San Sebastián, Uriarte, que llamó a ETA a aprovechar el momento para poner fin a la violencia.

"FORTALEZA" ECONOMICA El asunto que centró el despacho del presidente con Juan Carlos --que lucía corbata negra en señal de luto por la muerte del rey saudí Fahd-- fue el económico. Zapatero destacó la "gran fortaleza" de la economía española y los "síntomas de aceleración" del crecimiento, y anunció tres grandes objetivos. Dos de ellos para la presente legislatura: situar el paro por debajo de la media europea, que ronda el 8,8%, y llevar la deuda pública por debajo del 40% del PIB (hoy en torno al 46%). El último compromiso, pendiente para la siguiente legislatura, será colocar la renta per cápita española en la media europea.

Con respecto al debate del Estatuto catalán, el presidente no exhibió la menor preocupación por el hecho de que ERC haya sintonizado más con las posiciones de CiU que con las del PSC en el último tramo de la ponencia del proyecto. Tampoco mostró la menor inquietud de que el cambio en la correlación de fuerzas en Cataluña afecte la estabilidad del Ejecutivo central.