José Luis Rodríguez Zapatero guardó ayer un discreto segundo plano, alejado de las cámaras. Renunció a comparecer en público tras la ejecutiva del PSOE por entender que es Juan José Ibarretxe, como ganador de las elecciones vascas, quien debe mover ficha ahora. Tanto para someterse a una sesión de investidura como para gobernar después. El presidente atendió la madrugadora llamada del lendakari y aceptó recibirle, pero sólo cuando ya haya dialogado con los partidos vascos. Según fuentes oficiales, también le instó a "empezar de cero" para reconstruir el consenso en Euskadi.

Ni el Gobierno ni el PSOE quieren meter prisa a Ibarretxe para que defina su política de alianzas. Fuentes gubernamentales consideran que el lendakari, el PNV y EA necesitarán tiempo para digerir la derrota del plan Ibarretxe, y también el hecho de que el nuevo Parlamento vasco sólo les ofrece dos alternativas para formar mayorías: algún tipo de aproximación al PSE, a costa de enterrar sus quimeras soberanistas, o una improbable alianza con EHAK, las siglas en euskera del emergente Partido Comunista de las Tierras Vascas. El temor del Ejecutivo es que el sector más radical del PNV apueste por esta última opción.

Zapatero, según fuentes gubernamentales, estuvo muy cauto en su breve charla telefónica con Ibarretxe. A su petición de ser recibido en la Moncloa le dio una respuesta afirmativa, aunque ambos acordaron posponer el encuentro hasta que el lendakari haya celebrado al menos una ronda de contactos con todos los partidos presentes en el nuevo Parlamento vasco. Ni Ibarretxe dio pistas sobre su estrategia de pactos ni Zapatero se las pidió, con lo que todas las puertas quedaron abiertas.

Y es que los planes de Zapatero están claros. Apuesta el presidente por que se abra el diálogo "entre todos" los partidos para pactar una reforma estatutaria que, con amplio consenso y respeto a la Constitución, fije la "posición definitiva" de Euskadi en España. Una futura mesa de partidos que, de comprometerse ETA a abandonar la violencia, sellaría el acuerdo político imprescindible para que el País Vasco conquiste la paz.

CARTA BLANCA A LOPEZ Por eso la dirección del PSOE acordó ayer dar carta blanca al secretario general del PSE, Patxi López, para que participe en un "diálogo sin exclusiones" entre las fuerzas que han logrado representación parlamentaria, es decir, que incluya a EHAK. El objetivo de esa ronda va más allá de tratar la gobernabilidad, explicó Blanco, ya que persigue lograr un acuerdo entre "la inmensa mayoría de los vascos" que haga posible "el encaje definitivo de Euskadi en España". En su caso, precisó, las exclusiones llegarán como fruto de "las posiciones políticas de cada uno".

Los socialistas leen en los resultados un mandato claro de la ciudadanía "para superar la etapa de los bloques". Y opinan que la obligación de alcanzar un acuerdo es "bueno para Euskadi y por ello bueno para España". Por eso deploraron la actitud del PP, que ha acusado al PSOE de "cargarse" el pacto antiterrorista. Blanco aconsejó a Mariano Rajoy que dé un golpe de timón en el PP, porque de lo contrario llevará "un partido que recibió con mayoría absoluta hasta la oposición absoluta".