Extremadura tiene 229 pueblos que no superan los 200 jóvenes y un 85% tienen menos de 500. El Consejo de la Juventud ha puesto cifras a la confluencia de la caída de la natalidad y la salida masiva de jóvenes extremeños de la que se habla en los últimos años y ha trazado una radiografía de su situación en la región. La principal conclusión es que Extremadura es la región que más pobreza juvenil y mayor tasa de exclusión concentra, más por la falta de políticas eficaces que por falta de inversión.

El estudio encargado por el Consejo de la Juventud sitúa como problema central la despoblación de las zonas más rurales, aunque también de municipios urbanos. Badajoz es el que más jóvenes pierde, aunque también es el que más jóvenes tiene: por encima de 10.000. Junto a Cáceres y Mérida son los únicos núcleos que superan los 7.000 habitantes censados entre 15 y 29 años.

Naciones Unidas ha advertido de que los flujos migratorios actuales son los más grandes tras la Segunda Guerra Mundial y en ese sentido, "la situación de la provincia de Cáceres es alarmante, principalmente en el norte y el centro, entre Plasencia y Cáceres", detalla Enrique Hernández, presidente del Consejo de la Juventud extremeño, que vincula la situación a "la falta de políticas distributivas".

El panorama que refleja el estudio inicial que han llevado a cabo concluye que hay zonas de la provincia de Cáceres que son "un desierto humano", y como consecuencia de ello, también un desierto social, participativo y sociocultural. "No hay asociaciones porque no hay gente que las sostenga", dice. Y lo que puede llegar a ser más grave es que se ponga en jaque la viabilidad de los municipios y el sostenimiento de derechos básicos como la sanidad y la educación. "O se aplica una reordenación territorial y de las políticas demográficas, o vamos a estar ante la necesidad de cerrar pueblos", advierte.

RECURSOS El origen del problema no se sitúa para el Consejo de la Juventud en falta de medios o de recursos, sino en una redistribución que no es efectiva. Uno de los ejemplos "más significativos" para el estudio es que sitúa tras la salida masiva de jóvenes factores como que no se invierte suficiente en educación superior. "Los informes de la Unesco y el sentido común indican que los países deben invertir al menos el 3% de su PIB en la universidad. Y en Extremadura llegamos a duras penas a la mitad", subraya el representante de los jóvenes.

Las falta de oportunidades laborales es otra causa, aunque la precarización del empleo afecta a toda España --el 33% de los jóvenes que tienen un contrato laboral están también en situación de pobreza--. "Pero se van a otras provincias más ricas, y en este caso la fuga es más difícil de recuperar porque asentarse dentro del territorio es más rápido y más fácil que si se marchan al extranjero", analiza.

Para el Consejo de la Juventud las soluciones tienen que abordar las distintas causas que inciden en esta pérdida de jóvenes, aunque las resumen en coordinar acciones específicas que ayuden a que la gente se pegue al territorio. "En los territorios rurales en los que ha generado un vínculo de la ciudadanía con el problema, se han encontrado alternativas y se ha fijado población. Pero eso no existe en Extremadura".

Con esas condiciones, considera que el futuro de Extremadura pasa por "conseguir que no se marchen más jóvenes y también por atraerlos para garantizar el futuro de la región y especialmente del medio rural". Y para conseguirlo plantea acciones concretas, como ayudas a la emancipación específicas. "Nos molesta que el discurso sea que los jóvenes no nos emancipamos porque nos falta valentía, o que nos comparen con la situación de emancipación de Alemania o Finlandia. Si quieren alcanzar esos datos, faciliten las políticas sociales", reclama Hernández, que considera inconcebible que los jóvenes tengan que destinar más del 30% de sus ingresos a pagar una vivienda. "Se les está condenando a una vulnerabilidad grave", subraya.