De la educación a la ayuda humanitaria pasando por la vigilancia. De la sanidad a los controles de carretera sin olvidar la defensa "24 horas" de determinados enclaves de minorías. Del retorno a una normalidad cuando menos relativa a una convivencia lo más relajada posible.

Estas y otras son las misiones y las tareas que llevan a cabo a diario las tropas extremeñas destacadas en Istok. El comandante Manuel Martín, responsable de Operaciones de Base España, es, según explica él mismo, "medio extremeño", puesto que aunque es de Ecija lleva catorce años destinado en la Base General Menacho de Badajoz. Martín explica que su oficina es la que planifica las operaciones que se llevan a cabo cada día. Todo ello, por supuesto, dentro de los planes desarrollados por la brigada multinacional alemano-italiana.

Dada la situación política y social que existe en Kosovo, "donde el 95% de la población es de origen albanés y sólo el 1% tiene antecedentes serbios", la mayor parte del trabajo del ejército español está "enfocado hacia las minorías", señala el comandante de Bótoa, "para que esta gente pueda vivir y estar tranquila". Un ejemplo claro es lo que ocurrirá hoy, una fecha muy especial para la menguada comunidad serbia, que celebra su Día de los Difuntos. Para evitar problemas las patrullas de las tropas de la Agrupación Extremadura se desplazarán a lo largo del día a zonas menos habituales, en el entorno de los monasterios y cementerios serbios.

Pero el comandante Martín espera que no haya problemas, porque, reconoce, es "más optimista que otros", aunque recuerda que en el 2004 la situación también parecía que estaba totalmente controlada y surgió un inesperado brote de violencia en la zona, que desde entonces no se ha vuelto a repetir.

Otro de los pilares de actuación de las tropas destacadas en Istok es el de la cooperación con la población civil del entorno, un departamento que dirige el comandante Daniel Pereda, también de la Base de Bótoa. Entre otras cosas, dirige el Programa Cervantes, que se retoma este lunes y que consiste, básicamente, en que los propios militares dan clases a niños kosovares. Asimismo, esta unidad "cívico-militar", detalla el comandante Pereda, se encarga de distribuir entre la población civil la ayuda procedente de las pocas Organizaciones No Gubernamentales que operan en la zona.

Una de las bases de esta operación en los Balcanes, que se ha convertido prácticamente en una filosofía, es la de no dar a la población un pescado, sino una caña de pescar. Por eso tienen claro que no quieren ser únicamente "los que asisten a la población, sino ayudarles a crear las infraestructuras". En esta filosofía se incluye también lo que ocurre con la ayuda sanitaria. Base España dispone de un completo hospital, mucho más dotado que la mayoría de los centros sanitarios de Kosovo.

Sin embargo, insisten los mandos españoles, ésta no debe ser la filosofía, sino que se trata de ayudar a los kosovares a que reconstruyan su país "aunque algunos de ellos afirman que se trata, más bien, de construirlo" paso a paso. Ante esto, se ha decidido no atender a la población civil excepto en casos urgentes o a los que no llegue la sanidad local. El problema, como explican los militares en privado, es que los soldados españoles actúan muchas veces "más con el corazón que con la cabeza".

También existe el denominado Plan de Calidad de Vida, que depende del comandante Domingo Martín, responsable del área de personal de Base España. Es el departamento que organiza, en la medida de lo posible, el tiempo libre de los soldados. Además del gimnasio o las clases de baile, destacan las excursiones de los fines de semana. La más solicitada, la que lleva a los soldados a la base americana, un lugar en el que las tropas extremeñas aprovechan para comprar. "En cada cuartel hay una tienda exenta de impuestos y cada una tiene sus propios productos estrella", sobre todo, ropa militar y pantalones vaqueros. En la tienda española lo más solicitado es el perfume, gracias a su precio rebajado.