Se cumplen 30 años del primer debate sobre el estado de la región en Extremadura. Fue en 1984, a un año de la creación de la autonomía, y el primer presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, compareció a petición propia en el Parlamento para dar cuenta de su actuación, informar de la "desastrosa herencia recibida", según figura en el diario de sesiones, y repasar las trasferencias de competencias que empezaban a recibirse por parte del Estado. En el debate, junto a Adolfo Díaz-Ambrona, de Alianza Popular; Manuel Parejo, del Partido Comunista y Pedro Cañada, de Extremadura Unida, temas tan relevantes como los de hoy: el paro y la reforma agraria. El titular de El Periódico Extremadura del 29 de junio de 1984 fue una declaración del propio Ibarra: "Estamos en un agujero, pero empezamos a ver la luz", una frase que bien podría valer para esta misma semana.

Desde entonces hasta ahora se han celebrado 17 citas de esta naturaleza, 12 de ellas con Ibarra como protagonista, otras 3 con Guillermo Fernández Vara y las 2 que lleva como presidente José Antonio Monago. Se ha cambiado hasta tres veces de hemiciclo y una de posición de los grupos y los protagonistas han sido muy dispares, aunque siempre ha tenido como protagonistas principales al gobierno y al líder de la oposición salvo un año: en 2008, que tras la marcha de Carlos Floriano y la llegada de Monago, no había un líder claro en el PP y corrió esa responsabilidad a cargo de César Díez Solís, hoy día secretario general de Educación.

El anecdotario de 30 años da para mucho. Por ejemplo, en 1985 el presidente Ibarra tuvo que abandonar precipitadamente la tribuna tras sufrir un desvanecimiento. El revuelo fue total para poder atenderle en dependencias reservadas, pero a la hora y media volvió recuperado y reanudó el pleno leyendo su discurso justo donde lo había dejado antes y sin dar explicación alguna de lo ocurrido. Su vaso con limón debidamente colocado en la tribuna de oradores trató de mitigar el calor reinante en una sala donde no había aire acondicionado.

También hay titulares dignos de mención. En 1989 sobresale en el diario de sesiones de este debate una declaración de Ibarra: "La Junta quiere politizar las cajas", justo de lo que se huía hace sólo unos años por mandato directo del Banco de España. El presidente extremeño explicó esa vez que el Ejecutivo tenía un proyecto político y económico y lo que necesitaba era financiación. En este sentido, apostaba por la fusión de las cajas de ahorros extremeñas para que se implicaran en el desarrollo de la región, un anhelo que ha llegado casi hasta nuestros días y, al final, no ha sido posible.

En 1992 los grupos de la oposición plantaron al presidente alegando su asistencia a una manifestación de agricultores en Badajoz en contra de la reforma de la PAC. Rodríguez Ibarra, que el día antes había hecho un discurso apostando por la agricultura regional como motor de la industria agroalimentaria, uno de los ejes que ahora defiende el PP, tuvo que conformarse con su grupo dado que Vicente Sánchez Cuadrado, del PP; Alejandro Nogales, de IU; y Tomás Martín Tamayo, del CDS, se habían ido con los suyos a juntarse con los agricultores movilizados.

En 1998 Ibarra apostó por un nuevo modelo de desarrollo, esta vez por el de la sociedad de la información, impulsando el aprendizaje de las nuevas tecnologías desde las aulas. En ese barco quería subirse él como presidente y aprovechó el foco de atención mediático del debate para anunciar que se presentaría de nuevo a las elecciones el año siguiente si su partido lo apoyaba, como finalmente ocurrió, para afrontar su quinta legislatura, la penúltima.

TRASFERENCIAS En 2001 el tema estrella fueron las transferencias de Sanidad, que en ese momento se disponía a negociar Extremadura. El presidente declaró que se iban a pedir tres nuevos hospitales en la región (Zafra, Tierra de Barros y La Siberia) y la creación de ocho nuevas especialidades. Así mismo, dio cuenta de la implantación de una habitación por enfermo, medida estrella de la campaña electoral de 1999, apuntando que en un mes saldría a concurso para el hospital de Coria, al que seguirían otros como Coria, Navalmoral, Don Benito y Plasencia. En la actualidad, sigue siendo eso, una promesa salvo excepciones.

Si por algo es conocido este debate es porque los gobiernos suelen sacar lo que en política se denomina un 'conejo de la chistera', un impacto mediático que silencie todas las críticas. Quizás el más sobresaliente en este sentido sea el de 2006, cuando Ibarra anunció la construcción de un aeropuerto internacional privado en Cáceres. El mismo estaría operativo entre siete y diez años y contaría con 3.327 millones de euros en fondos estructurales de la UE. Nunca más se supo. Claro que más recientemente también está el anuncio de cuatro nuevas autovías y 40.000 viviendas por parte de Vara en el 2008. Puede que sigan, aunque en una coyuntura como la actual no caben más que alardes de gestión o de superación de los índices de desempleo. Ya el año pasado Monago anunció una rebaja de impuestos de 23 euros al año a las rentas anuales inferiores a 24.000 euros, un pequeño gesto que trajo consigo una gran repercusión. Esta vez, siendo preámbulo de unas elecciones, se esperan sorpresas, aunque quién sabe, la política y la estrategia son impredecibles.