30 de septiembre, fin de mes. El común de los mortales echa cuentas en su casa para ver si le ha quedado algo de dinero o cuadra cuáles son sus prioridades de cara a octubre. Cuentas es lo que están echando también algunas de las grandes empresas extremeñas, como Siderúrgica Balboa, Díter y, en menor medida, la cacereña Catelsa, pero en este caso para intentar recuperar la producción perdida tras la jornada de huelga del miércoles. ¿Cómo? Trabajando a mayor ritmo o sacando stocks existentes, que es lo que ha hecho esta última. A pie de calle, algunos ciudadanos se preocuparon ayer de recuperar el dinero de los billetes de tren o de cambiarlos por otra fecha después de que la huelga les dejara sin servicio ferroviario (apuntaron ayer desde Renfe), una situación que se repitió en el aeropuerto de Badajoz. Son prácticamente las únicas anomalías que dejó el 29-S, por lo demás, casi todo se desarrolló con la normalidad de un día cualquiera. Eso sí, ayer muchos corrillos callejeros hablaban del paro general, que un día después seguía siendo un éxito para los sindicatos.

Y es que la industria se paralizó en buena parte de la región, el transporte se limitó, pero el comercio abrió con normalidad. Uno de los empresarios más afectados por la huelga fue el jerezano Alfonso Gallardo, aunque desde Siderúrgica Balboa se limitaron a decir ayer que "no hemos hecho una estimación de las pérdidas" producidas por un parón de un día, en una fábrica que produce en torno a las 20 coladas de hierro corrugado de 130 toneladas cada una, según apuntaron trabajadores.

Por cierto, que los que hoy vivirán un día diferente serán los trabajadores despedidos el pasado verano de la siderúrgica, ya que hoy está previsto que el empresario les realice el primer pago de las indemnizaciones, que se efectuarán en doce mensualidades hasta el 20 de julio. "Ha despedido a trabajadores con diecisiete años de antiguedad, que les va a costar más dinero, por lo que la situación económica no será tan mala como dicen", señalan desde el comité de empresa, que denuncian el "malestar" en Jerez de los Caballeros porque "de los 150 despedidos, 100 son del pueblo".

Otra destacada empresa extremeña, Catelsa, dedicada a la producción industrial de caucho, se vió afectada por un 39% de trabajadores que hicieron huelga, según fuentes de la fábrica, que reconocieron que no operó el turno de noche del martes y el primero de la mañana del miércoles, por lo que "la producción se vió afectada", y para recuperarla "habrá que trabajar a mayor ritmo", apuntaron. Sin embargo, aclararon que el paro no ha tenido una excesiva repercusión en las ventas, dado que "había ciertos stocks ante la previsión de que eso pudiera pasar".

Por lo demás, los empleados de las tiendas ya no miraban ayer desde la puerta a ver si venía algún piquete para cerrar y volver a abrir cuando pasara.

Más reacciones oficiales

Pero mientras ciudadanos y empresarios echan cuentas por unas u otras razones, los sindicatos y políticos siguen a lo suyo, reflexionando sobre la huelga. Los líderes sindicales extremeños creen que es el momento de que el Gobierno llame a sus jefes en Madrid en diez o quince días y les convoque para hablar de la reforma laboral y de la necesidad de no retrasar la edad de jubilación dos años. Mientras tanto la delegada del Gobierno, Carmen Pereira, destacó ayer que se produjo una "incidencia diversa" de la huelga, según los sectores económicos y en función de si se valora zonas urbanas y rurales, y la "normalidad" de la jornada.

Esa llamada al diálogo desde Extremadura la demandan a nivel nacional. La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, reiteró ayer en la Ser la oferta de diálogo a los sindicatos; pero el secretario general de UGT, Cándido Méndez, responde que "hay que saber para qué", mientras Rajoy habla de "fracaso" sindical y del Gobierno.