"Ser un niño pobre en España no significa necesariamente pasar hambre, pero sí tener muchas más posibilidades de estar malnutrido; no significa no acceder a la educación, pero sí tener dificultades para afrontar los gastos que se derivan de ella, tener más posibilidades de abandonar los estudios; no significa no poder ir al médico, pero sí tener problemas para pagar algunos tratamientos". Es la descripción de pobreza infantil que hizo ayer la responsable de sensibilización y políticas de la infancia de Unicef durante la presentación del informe La infancia en España 2010-2011 , del que es coautora.

Según este estudio, uno de cada cuatro menores de 18 años españoles (cerca de dos millones en total) están en riesgo de pobreza relativa al pertenecer a familias cuyos ingresos se sitúan por debajo del umbral de la pobreza. Se trata de una frontera que traspasan aquellas familias con unos ingresos inferiores al 60% de la mediana nacional, lo que supone percibir no más de 16.684 euros para un hogar con dos adultos y dos menores de 14 años y 14.301 euros para un hogar de dos adultos y un menor.

En el caso extremeño, la proporción de menores en esta situación varía mucho en función de si se toma como referencia el umbral de pobreza nacional o el autonómico. En la primera circunstancia, Extremadura sería la región con un mayor número de niños en riesgo de pobreza relativa, con más de un tercio del total (39,2%) superando en más de 15 puntos el promedio español (24,1%). Sin embargo, si se parte del umbral de pobreza autonómico (que se elabora a partir de los ingresos medios en cada región y que en Extremadura rondaría los 13.000 euros para una familia de dos adultos y dos niños), la proporción disminuiría considerablemente, hasta el 17,9%, el cuarto menor porcentaje del país.

Así las cosas, tan solo Rumanía, Bulgaria, Letonia e Italia están en peor situación que España en cuanto al riesgo de pobreza en los niños en la UE. Además, según Unicef, los datos ponen de manifiesto los primeros indicios que anticipan un "preocupante impacto" de la crisis económica sobre la infancia, ya que en el 2010 la tasa de menores de 16 años en riesgo de pobreza se ha incrementado del 23,3% del año pasado hasta un 24,5%.

Arias explicó ayer que la pobreza infantil "se ceba especialmente" con los hijos de familias numerosas, y afirmó que el 44% de todos estos niños están en riesgo, seguidas de las monoparentales, donde el 38,6% están en riesgo, y en general, las que tienen hijos. Según ha explicado, "todos los índices de exclusión y privación social afectan más a quienes tienen hijos, especialmente si son pequeños". En el caso de los inmigrantes, los porcentajes se duplican.

La tasa también es superior en los hogares con todos los miembros en paro, con un 62,8%. Arias incidió en que estas cifras de riesgo de pobreza infantil "no se dan sólo por el desempleo, también por el empleo precario, porque España es el cuarto país de la UE con mayor tasa de pobreza infantil en hogares donde uno de los miembros trabaja".

El informe de Unicef destaca que la reducción de la pobreza infantil es una cuestión tanto de recursos, como de diseño y planificación de políticas sociales. En este sentido, España ocupa, junto a Grecia, el último lugar de la UE en el gasto público en familia e infancia, con un 0,7% del PIB, muy por debajo de la media europea, que es del 2,3%. Pero "no solo es lo que se invierte, también cómo se invierte", dijo ayer la directora del Comité Español de Unicef, Paloma Escudero, que agregó que las transferencias que se realizan a estas familias "tienen una capacidad de reducción de la pobreza mucho menor que las inversiones que hacen otros países".