Setenta años han sido necesarios para recuperar parte de la memoria que se perdió una madrugada del 16 de agosto de 1936 en Llerena. Ayer fueron enterrados los restos de los 36 fallecidos durante la guerra civil que fueron hallados en dos fosas en el Puente Romanzal durante los trabajos de campo realizados el año 2005. Para ello se llevó a cabo un emotivo acto en el cementerio del municipio pacense, al que asistieron más de 300 personas, en su mayoría familiares de los desaparecidos.

El acto, el primero de estas características que se celebra en Extremadura, fue organizado por los familiares de los desaparecidos en colaboración con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura y congregó a gente llegada de Sevilla, Valencia y Barcelona, así como de toda la comarca.

Todo estuvo rodeado de emotividad y sencillez. Los familiares lo quisieron así, mientras que en una única fosa se fueron depositando los restos contenidos en pequeños ataúdes. Así, fueron enterrados dentro de un monumento construido para la ocasión y en el que se recogen los nombres de otras 330 personas que fueron fusiladas en la localidad. Ellos todavía no han sido encontrados.

Uno de los momentos más emotivos fue la lectura de los nombres de todos los desaparecidos y en la que, participó, a título personal y como nieta de uno de ellos, Carmen Pereira, la delegada del Gobierno en Extremadura. Ella cree que los restos de su abuelo están en el cementerio en una fosa común, "pero por lo menos --declaró-- hoy sigue con todos los que le acompañaron en ese día trágico".

Emocionada, Carmen Pereira manifestó que "por lo menos desde hoy tiene un sitio donde podemos acudir sus hijos, nietos... Hoy se les devuelve el nombre que ha estado tanto tiempo en silencio. Hoy se hace justicia con todos a los que hoy se hace homenaje", señaló.

Por último, indicó que "era una deuda moral con estas víctimas del franquismo" y añadió que "desde ahora los familiares tendrán un sitio al que acudir para reunirse con ellos". Después de 70 años.