Del dolor al júbilo y del trabajo al descanso. La Semana Santa cacereña concluyó ayer su intensa programación con la última de sus procesiones, la de la Virgen de la Alegría y el Cristo Resucitado. El tradicional encuentro de los dos pasos en la plaza Mayor, que se escenificó a la una de la tarde, tuvo una acogida masiva.

Los dos pasos habían salido a las doce de la ermita de la Soledad, aunque cada una emprendió un recorrido diferente para encontrarse una hora después en la plaza Mayor. Tras el encuentro, ambas imágenes completaron el itinerario procesional de nuevo hasta la ermita de la Soledad.

Cohetes, globos, aplausos y repiques de campanas materializaron la expresión de júbilo con el que los fieles celebran el misterio de la Resurrección y sirvieron un año más para despedir los actos de la Pasión cacereña, declarada en el 2002 de Interés Turístico Nacional.

BALANCE Un desfile suspendido (la Expiración), uno interrumpido (el entierro magno) y otro acelerado al final (el Buen Fin), todos por la lluvia, y la utilización de ruedas en una procesión por primera vez en al menos dos décadas por falta de hermanos de carga (la Sagrada Cena), han sido las únicas notas disonantes de la celebración religiosa, que este año ha movido a un mayor número de participantes, según la valoración inicial del presidente de Unión de Cofradías, Luis Jiménez. En total, se habían programado diecinueve desfiles procesionales.

"La asistencia a las procesiones va en línea creciente, aunque aún no tenemos datos concretos", aseguraba el sábado el presidente del colectivo de hermandades. "La respuesta de la gente ha sido muy buena", declaró. La procesión que concitó mayor interés, según la valoración de este responsable, fue la del Santo Entierro Magno, aunque la lluvia truncó las expectativas tanto del público como de las cofradías y el desfile no pudo completar el recorrido.

RECOGIDA Y TRAFICO A partir de las dos de la tarde de ayer, Cáceres fue recuperando la normalidad. La policía local restableció ayer mismo la circulación en las calles y plazas del centro abriéndolas de nuevo al tráfico después de ocho días cerradas.

Por la tarde, mientras los turistas apuraban las últimas horas en la ciudad, en las cofradías tocaba recogida. A las cuatro y media estaban citados, por ejemplo, los hermanos de la cofradía del Cristo de las Batallas en la concatedral de Santa María para trasladar y recoger los enseres que se han utilizado en sus desfiles. La Semana Santa del 2006 se empezará a preparar pronto.