Badajoz amaneció ayer con restos de la segunda gran noche del Carnaval dispersos por toda la ciudad, grupos de carnavaleros disfrazados y con y sin máscara deambulaban por cualquier barrio en busca de una churrería o una cafetería para desayunar; hasta la estación de autobuses parecía a las 8.00 horas un aparte de la fiesta, con decenas de personas esperando el autocar para volver a sus localidades, mientras que a medida que avanzaba la mañana, miles de personas se dirigían, desde cualquier punto cardinal en dirección a San Roque. El objetivo de la peregrinación era asistir al tradicional Entierro de la Sardina que termina de matar la fiesta con un: "¡El Carnaval ha muerto. Viva el Carnaval!

La popular barriada pacense volvió a estar a la altura, a pesar de que a media mañana comenzó a llover. Sus locales ofertaban anís, perrunillas y sardinas, cuya fragancia y la del pestorejo inundaba las calles centrales y atraían a trasnochados y no madrugadores, carnavaleros y familias al completo. Todos ellos asistían al gran desfile del Martes del Carnaval, con más comparsas que el año anterior acompañando el cortejo fúnebre de una sardina de diseño, recorriendo la avenida Ricardo Carapeto en todo su esplendor.

Al término del desfile y mientras los carnavaleros se dispersaban en busca de un trago y un bocado, la organización, la Asociación de Vecinos de San Roque, daba a conocer los premios del concurso de las comparsas participantes, en el que resultó ganadora Wailuku, que celebraba así sus 25 años de participación en la fiesta, quedando en segundo lugar Caribe y en tercero, El Vaivén. También se entregaron los premios a la mejor llorona y al mejor estandarte.