El aeropuerto de Badajoz, cerca del poblado de Balboa, vivió ayer una jornada de contrastes, pues se entremezclaban la alegría, la pena, las lágrimas, los besos y las despedidas. El motivo de estas emociones era el vuelo que partió hacia Tindouf (Argelia), en torno a las nueve de la noche y en el que viajaban 143 niños saharauis que han pasado los últimos dos meses en distintos puntos de Extremadura, participando en el programa Vacaciones en paz que organiza la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui.

En torno a las cinco y media de la tarde comenzaban a llegar autobuses con niños que han pasado las vacaciones en distintos puntos de la comunidad. Entre los abultados equipajes había sobre todo ropa, mantas e incluso algún juguete que dio problemas a la hora de pasar el arco de seguridad.

"Esta experiencia es casi como un parto, ahora nos toca esperar 9 o 10 meses hasta que vuelvan a venir", comentó ayer Manoli, que lleva ya 9 años participando en este programa. Este año ha pasado las vacaciones junto a Galia, una niña saharaui que ha aprendido a bailar flamenco durante su estancia en Santa Amalia.

El programa tiene como objetivo que los niños saharauis conozcan otra realidad y disfruten de las vacaciones de verano. Los padres de acogida aprovechan la estancia para llevar a los niños a la piscina o a la playa, "aunque a mí la playa no me gustó", afirmó ayer Quivir, un niño de 8 años que ha pasado estos meses en Fuenlabrada de los Montes.

El próximo vuelo está previsto para mañana y en él partirán los 145 niños restantes.