Cerca de mil mayores escucharon atentos ayer, en el Palacio de Congresos de Mérida, la ponencia Talentos tardíos , en la que Adolf Tobeña desveló aquellos factores que mantienen el cerebro activo y ágil. El profesor, investigador, catedrático y escritor busca con ahínco la sutil combinación biológica y los hábitos de vida adecuados que posibilitan la "maravilla del talento" y la sagacidad en épocas tardías de la vida.

--¿Cómo se mantiene el cerebro activo con la edad?

--No lo sabemos. Es el enigma de por qué determinada gente llega hasta edades avanzadas con la mente absolutamente clara y entusiasta y otros se deterioran de forma precoz, no lo sabemos.

--No existe, por tanto, factor alguno que agilice el cerebro.

--El mecanismo crucial que genera esos dos destinos tan contrarios es desconocido, pero sospechamos que el primer mecanismo es la suerte. La suerte biológica.

--La suerte genética.

--La suerte genética y madurativa, que hace que uno tenga unas glándulas y un cerebro que soporte bien el desgaste. Hay multitud de elementos de desgaste a lo largo de la existencia. En buena medida, depende de la recombinación genética, afortunada o no tan afortunada que cada persona tiene. Aunque no guste oirlo, es el factor primordial que explica el por qué algunos llegan hasta muy mayores con la mente clarísima, el recuerdo fresquísimo y la agudeza vibrante y otros no tanto. Es el factor suerte biólogico.

--¿Se puede empeorar?

--Se pueden hacer muchas cosas para empeorar la suerte. Por ejemplo tomar tóxicos que perjudiquen la maquinaria de cada uno. Los hay que, con una maquinaria de engranajes perfectos, destrozan abusivamente el cerebro y hay otros que con una maquinaria no tan buena, si no exigen tanto, ganan tiempo y lucidez. Otra cosa que tampoco ayuda mucho es sobrecargar excesivamente al cuerpo.

--¿Se puede sobrecargar al cerebro?

--Sí, sí. Con demasiado volumen, si come demasiado a lo largo de toda la vida se exige, a los mecanismos de recambio químico, un trabajo abusivo que el cerebro lo acaba pagando. Es decir, que una primera recomendación es comer menos, y menos de lo que a uno le viene en gusto, claro.

--Hay una dieta para el cerebro.

--No. Es tan sencillo como comer menos, quedarse a lo largo de la vida, con con un cosquilleo de hambre en las comidas. No hace falta estar delgado, ni pasarlo mal, sino mantenerse. Las personas que se mantienen en un peso por debajo de lo que le gustaría comer, alargan más en vida y en lucidez mental.

--¿Hay algunas técnica más?

--Otra de las cosas que van bien es hacer ejercicio moderado, en función de lo que uno pueda. En el caso de los mayores, este ejercicio es favorable.

--Se trata de hacer vida sana.

--Bueno, también hay que mantener el cerebro despierto de cualquier manera. No hay datos que digan que es mejor jugar al ajedrez que jugar a las cartas, o hacer esos ejercicios de moda. En lugar de dejarse ir, hay que implicarse en hacer cosas y participar en las actividades que los clubs de jubilados promueven, aprender informática o internet.

--Qué me dice del alzheimer

--Esto es lo más importante de todo. En cuanto una persona mayor, o su entorno, detecte que hay pérdidas de memoria, atención u orientación, hay que acudir rápido al médico. Cuanto más precoz, antes podemos empezar a suministrar los pocos frenos que ahora tenemos para incidir. Es decir, que hay que estar vigilante y acudir al neurólogo o al psiquiatra. En esto habrá mejoras, pero no serán ni inmediatas ni sencillas, porque el deterioro va ligado a la vejez, y la vejez no la curamos. Se puede modelar, la maquillamos, la frenamos un poco, pero no la remediamos.

--¿Estas recomendaciones ayudan a incrementar la habilidad o la capacidad motriz del cerebro?.

--Hay que deshacer un tópico. Se suele pensar que el cerebro está poco utilizado y que solo aprovechamos un 10% de sus capacidades, y es al revés, al cerebro humano lo hipersaturamos de rutina y acostumbramos a usarlo mucho más de lo que, en general, puede dar. Es por eso que la gente necesita fines de semana de descanso o ir a balnearios, porque no puede más, y sobre todo, porque el cerebro no puede más.