Sin llegar tan lejos como Altadis (es decir, sin haber solicitado la mediación de la Junta), tanto la industria de primera transformación como los productores de tabaco en Extremadura ven con desconfianza la reforma de la ley antitabaco que está preparando el Ministerio de Sanidad y que, a priori, prohibirá fumar en todos los espacios públicos cerrados, incluidos bares y otros establecimientos hosteleros. "Todo lo que sea prohibir puede repercutir sobre un descenso del consumo y eso termina afectando a toda la cadena del producto, desde las cigarreras hasta los agricultores", advierte Tomás Sánchez Várez, presidente de la Unión Internacional de Productores de Tabaco (Unitab). Manuel Bermejo Sánchez, presidente de Agroexpansión-World Wide Tobacco (industrias de primera transformación) también opina que afectará a toda la cadena productiva. Pero además, se muestra muy crítico con cómo se está llevando la reforma: "Hay muchos factores en juego como para que solo esté en manos de la comunidad médica. Deberían intervenir también el Ministerio de Economía, porque el tabaco contribuye mucho a la recaudación del Estado vía impuestos; y el de Agricultura, porque el tabaco es la fuente principal de riqueza del norte extremeño, con 20.000 familias que se ganan la vida a través de un producto legal".