Un trabajo efectuado por investigadores del Centro Tecnológico Agroalimentario de Extremadura (Ctaex) ha permitido la reducción de sal en determinados productos elaborados de tomate gracias a la introducción de agua de mar, lo que mejora su calidad nutricional.

La responsable de Proyectos I+D de Ctaex, María José Riballo, explica que las investigaciones han permitido reducir el cloruro de sodio (sal común) contenido en tomate frito y en tomate frito y casero en un 33 por ciento.

El proyecto, que usa productos de la empresa Tomalia, se ha desarrollado durante dos años y finalizará en torno a septiembre. En ese momento la compañía podría sacar el producto a la venta tras los estudios de mercado pertinentes.

La incorporación del agua de mar, traída a Extremadura por una empresa alicantina procedente del Mediterráneo, se lleva a cabo en un proceso que permite añadirle al tomate tanto el agua como la sal necesarias.

Riballo ha afirmado que este proceso no es complicado, aunque se llevaron a cabo distintas pruebas respecto a la concentración necesaria para que tanto la sal como el agua añadidas estuvieran en su justa medida.

Estas pruebas determinaron que no se requiere un tratamiento previo para este ajuste. El coste del agua de mar es algo mayor al del agua normal, aunque su incorporación no supone un sobrecoste elevado para un producto que además es barato. Según Riballo, esta iniciativa conlleva beneficios para la salud, pues el cloruro de sodio (sal común) utilizado en los alimentos tiene más concentración de sodio, relacionado con la hipertensión.

Sin embargo, el agua de mar tiene menos cloruro de sodio, pues el resto de su composición está conformada por otros minerales y oligoelementos. EFE