Especialista en patologías infecciosas, Agustín Muñoz Sanz lanza un mensaje de tranquilidad ante los dos casos de tuberculosis detectados en Talayuela. Su opinión está respaldada por su amplia experiencia en este ámbito, que incluye la publicación de un libro sobre tuberculosis editado por la Junta y su participación como experto de la Unión Europea en un proyecto de investigación sobre esta enfermedad en las cárceles de Rumanía, entre otras actuaciones.

--La tuberculosis equivale a alarma social y así lo demuestran los dos casos de Talayuela. ¿Está injustificada dicha alarma, como afirman las autoridades?

--Yo creo que sí, porque se trata de una enfermedad infecciosa que diagnosticada y tratada correctamente se cura en el 100% de los casos. Por tanto, cuando hablamos de un problema del que se conoce cómo se adquiere, diagnostica y cura no debe causar alarma social; lo que debería causarla es que no se hiciera diagnóstico.

--¿Por qué genera tal alarma la tuberculosis? ¿Es una enfermedad peligrosa hoy en día?

--No, es una enfermedad mítica. Hay una serie de patologías que se acompañan de un mito a lo largo de la historia; como la tuberculosis, la meningitis o, recientemente, el sida. Son palabras que están ya en la memoria colectiva con significación de algo importante y acompañada de miedo para la mayoría de la gente, que es lo que está ocurriendo ahora, pero es una simple enfermedad infecciosa que no debería causar más revuelo que otras, que pueden ser más peligrosas.

--¿Qué le puede ocurrir a un enfermo de tuberculosis?

--Muchas cosas: desde que no le pase nada hasta que esté en unas condiciones muy malas. Son tantos los factores que influyen que hablar de la tuberculosis simplemente es un poco peligroso, porque puede dar lugar a error. La tuberculosis en una persona previamente sana y con unas condiciones generales buenas de salud no es muy agresiva y se puede controlar perfectamente. En cambio, en un paciente alcohólico, desnutrido, con alguna enfermedad inmunodepresora... se puede convertir en un problema muy serio.

--En general, por tanto, una persona que lleva una vida saludable no debe preocuparse excesivamente por este problema.

--De entrada, una persona que lleva una vida saludable no se debe preocupar mucho de esta ni de otras enfermedades, pero aun así, puede enfermar. No solo tienen accidentes de tráfico los que van bebidos y muy rápido, sino que gente que va cumpliendo las normas de tráfico en condiciones normales también puede tenerlos. Es decir, la tuberculosis u otra enfermedad --como la neumonía o la pulmonía-- puede tener a un deportista de 25 años alejado de su actividad normal una semana y, en cambio, puede matar a un anciano en 24 o 48 horas.

--¿Cuál es el tratamiento tipo --si existe-- de la tuberculosis?

--No, no se puede generalizar porque el tratamiento de la tuberculosis es individual. Lo que sucede es que por ser una enfermedad que tiene cierta capacidad de contagio, como cualquier patología contagiosa, cuando se convierte en un problema de salud pública existen unos protocolos de actuación para preservar a otras personas. Por tanto, una cosa es el tratamiento de la infección o la enfermedad a un paciente en concreto y otra es el comportamiento de cara al resto de la población.

--En ese caso,el protocolo incluye el aislamiento del enfermo y la realización del Test de Mantoux (para detectar la infección) a sus familiares. Sin embargo, la demanda de esta prueba puede incrementarse en exceso, ¿no?

--Sí, se trata de una prueba sencilla y bastante utilizada por el sistema sanitario para detectar a los afectados por tuberculosis en fase latente o los enfermos de tuberculosis. Lo que sucede es que en cuanto hay un caso existe una demanda de tests no solo entre los contactos del enfermo, sino --precisamente por el pánico al mito-- entre gente que ni siquiera ha estado en contacto con este. Además, pueden tener un resultado positivo porque presentan una infección latente, que ya tenían previamente y que no tiene nada que ver con este caso, pero eso da lugar a equivocaciones y a mantener el mito.

--Y eleva el pánico, porque la gente lo atribuye al contagio.

--Claro, si me hago un examen de salud y el médico me hace un Test de Mantoux y da positivo, se sigue una norma de actuación y no pasa nada, nadie se asusta. El médico me hace una serie de pruebas y, si al final resulta que tenía una infección latente, debo tomar unas pastillas y punto. Pero si yo me hago el Mantoux porque un compañero del trabajo o un familiar tiene tuberculosis y me da positivo, lo primero que se piensa es que me he infectado por estar en contacto con esta persona. Y si esto le ocurre a 10 personas, pues ya estamos ante la epidemia, ante el pánico, y eso no es así.

--Tampoco hay motivos para pensar que la infección puede provenir de otros países ¿verdad?

--Desde luego, las bacterias y los virus no respetan fronteras y están circulando permanentemente. No es un problema localizado en Talayuela porque se hayan dado allí los últimos casos, sino que todos los años se diagnostican en Extremadura entre 100 y 125 casos.

--¿Son muchos? ¿Debemos preocuparnos?

--Creo que Extremadura está en la media nacional. Lo que sí hay que decir es que España, por sus condiciones económicas y sanitarias, debería tener menos tuberculosis de la que tiene.

--¿Por qué?

--No es fácil de explicar, influyen muchos factores. Simplemente digo que la tasa de tuberculosis que tiene España no es la que le debería corresponder a una potencia mundial como la que es y con su grado de desarrollo sociosanitario.

--¿Algún consejo para quienes estén preocupados?

--Creo que la gente tiene que estar tranquila y confiar en el sistema sanitario y acudir al médico ante cualquier temor. No deben tener miedo, sino confianza, porque no estamos ante una plaga bíblica que arrasa, sino una infección que se cura.