Una de las primeras conclusiones que puede extraerse de la experiencia de las monodosis es que, contra lo que se podía pensar, los envases que comercializan los laboratorios se ajustan bastante bien a los tratamientos. Así, Cecilio Venegas indicó que en la mitad de los casos en que se prescribieron dosis individualizadas, el número de pastillas o sobres marcadas por el médico para un tratamiento completo coincidían con lo que trae el envase estándar. Esto supone que en los fármacos objeto del proyecto, sólo en el 20% había desajuste entre lo que hay que tomar y lo que contienen los medicamentos de los laboratorios. "Otra cosa es que el paciente no cumpla después el tratamiento y le sobren pastillas", explicó el presidente del Colegio de Farmacéuticos de Badajoz. Por ello, añadió que sólo la realización en sí de la experiencia "ya es un dato positivo", puesto que se ha demostrado que la simple difusión de consejos sobre uso racional de las medicinas consigue mejorar en un 46% el seguimiento correcto de lo que marca la prescripción, "y ese es, a fin de cuentas, el objetivo final del proyecto".