Tocó este capítulo de la historia de España en su tesis doctoral y ahora publica un libro en el que analiza las claves del intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Alfonso Pinilla, historiador de la Universidad de Extremadura, es el autor de El laberinto del 23-F. Lo posible, lo probable y lo imprevisto en la trama del golpe .

--Con todo lo que se ha dicho y escrito, ¿qué aporta este libro?--El lector va a encontrar las distintas caras del golpe. Suele pensarse que el 23-F es puramente franquista y militar. Lo es en su escinificación, pero los hechos son más complejos. Detrás hay conversaciones con políticos y hay militares no estrictamente franquistas que coquetean con políticos y pretenden dar una salida a la crisis con un gobierno de concentración. El libro aborda la definición de esas distintas caras: la política, la militar, la franquista y ese término medio que es Alfonso Armada, que combina las tres.

--Para los golpistas ¿qué era lo posible y lo previsto?--Hay que partir de una premisa: si Alfonso Armada, cabecilla de la intentona, no creyese que el éxito de la operación era probable, no hubiese iniciado el órdago que supone dar un golpe de Estado. Se dice que el 23-F fue una chapuza inviable. Pero si los autores hubiesen pensado eso no habrían dado el paso. Para los sediciosos, el éxito de la operación era más que probable. Y en el libro se demuestra que podrían tener razón según su particular percepción de la realidad y de los apoyos con los que creían contar.

--Pero surgieron imprevistos.--Lo más imprevisto de todo es la actitud de Tejero, un hombre de Milans del Boch que entra en la intentona a las órdenes de éste. A las 12 de la noche del día 23, Alfonso Armada llega al Congreso, donde permanecen secuestrados los diputados. Pero Tejero no le permite entrar en el hemiciclo para proponer a los diputados un gobierno de concentración con él como presidente y gente de todos los partidos. Tejero ve la lista del posible gobierno y al comprobar que hay gente de la izquierda, invita a Armada a marcharse. Eso no estaba previsto. Pero es que la reacción de Tejero representa la gran contradicción de la trama: por un lado había un brazo militar franquista duro, que era el que iba a escinificar el golpe, y por otro había un fondo político en el que se podía contar con gente de la izquierda y gente demócrata. Esa contradicción incendió la trama desde dentro haciéndola fracasar.

--En parte, por Alfonso Armada.--Sí, Armada había convencido a los militares más duros de que el Rey estaba con ellos, de que iban a defenestrar a Suárez, iban a cambiar el Gobierno y derogarían la Constitución. Y al mismo tiempo trataba de convencer a los políticos de que Suárez era un desastre y que la manera de sustituirle era un gobierno de concentración participado por todos, perfectamente constitucional, sin tocar la Constitución y con el beneplácito del Rey. Mantener esas dos barajas abiertas hasta el final era imposible.

--Por tanto, hubo cierta complicidad de políticos demócratas.--Que Armada hubiese hablado con políticos no significa que éstos aceptaran su plan tal cual. Si no que en ese contexto crítico de 1980, el antisuarismo excesivo hizo extraños compañeros de cama. Felipe González y los socialistas no hablaron con Armada para dar un golpe de Estado, si no para explorar una posible vía de solución a la crisis política y económica. Pero Armada aprovechó los contactos para intentar conseguir la presidencia del Gobierno. La gran pregunta es qué habría pasado si Tejero hubiese autorizado a Armada a realizar su propuesta a los diputados. A lo mejor los que hoy son considerados villanos habrían pasado a la historia como salvadores del país.

antisuarismo

--¿Quién era el ´Elefante Blanco´, el hombre que esperaba Tejero para liderar el periodo postgolpista?--Queda en el aire saber el nombre y los detalles concretos, pero eso no haría cambiar mucho la explicación del acontecimiento. Creo que podría ser Alfonso Armada, porque en torno a él gira todo. Si es otro la historia no cambiaría mucho.

--Las causas no son solo políticas. Hay factores económicos.--Hay una crisis económica tremenda, un déficit público impresionante, un paro considerable, un gran desencanto de la población con la clase política, un malestar militar creciente por los atentados de ETA y por una transición que no satisface a los cabecillas más duros del ejército. Y hay una crisis del Gobierno Suárez, que está abandonado por la oposición y sus compañeros de UCD, que consideran que es un obstáculo y no confían en él para salir de la crisis.

--¿Qué es lo que más le llama la atención de este episodio?--El antisuarismo generalizado. Todos estaban contra él, desde el demócrata más moderado a los sectores más franquistas. Y que los golpistas creen contar con el apoyo del Rey, un bulo que trasmite y propaga Alfonso Armada. ¿Hasta qué punto Armada se lo inventa y hasta qué punto el Rey le deja caer que hay que cambiar a Suárez? No lo sabemos. Pero es verdad que con el presunto beneplácito del Rey los conspiradores van al golpe. Sin eso Milans no habría sacado los tanques a la calle. Ahora todo aquello parece inconcebible, pero en aquel momento era explicable.

--¿También se ha dicho que El Vaticano y EEUU dieron su OK?--El 23-F y la jornada anterior las bases de EEUU en España estuvieron en alerta roja y sus barcos de guerra patrullaron las costas del Mediterráneo, cuando se supone que nadie sabía qué iba a ocurrir. Respecto a El Vaticano, hombres de Armada se reunieron con el nuncio del Papa en las jornadas previas. No hay documentos que confirmen que lo sabían todo, pero tampoco lo han desmentido.