La Central Nuclear de Almaraz comenzará las obras para la construcción de su Almacén Temporal Individualizado (ATI) a inicios del próximo año, una vez que ya ha obtenido todos los permisos necesarios para ello. Así, con fecha del 14 de diciembre pasado, la Dirección General de Política Energética y Minas autorizó la ejecución y montaje de la modificación de diseño correspondiente a este proyecto, que también cuenta ya con la licencia de obra del ayuntamiento almaraceño, según confirmaron ayer fuentes de la planta.

La resolución recoge un plazo de un mes a contar desde el día siguiente a la notificación de la misma para presentar recurso de alzada. Por este motivo desde la CNA precisaron que será en la segunda quincena de enero, una vez agotado este periodo, cuando darán comienzo las obras del almacén en el que se depositará el combustible gastado de los dos reactores de la planta y que actualmente está almacenado en sendas piscinas.

La central comenzó los trámites para obtener la autorización del Ministerio de Energía inmediatamente después de conseguir la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) positiva por parte del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, que fue publicada en el Boletín Oficial del Estado el 24 de noviembre pasado y que se sumaba al visto bueno que el Consejo de Seguridad Nuclear había dado en septiembre.

La construcción del almacén, contra el que presentó alegaciones la Junta de Extremadura, que lo considera «innecesario», está previsto que se prolongue durante unos trece meses, con lo que estaría listo para el primer semestre del 2018. Para entonces está programada la primera carga de contenedores ya que, de acuerdo a los cálculos de la CNA, es ya en ese año cuando se alcanzaría el nivel de saturación de la piscina de su Unidad I. La inversión rondará los 25 millones de euros, que en su mayor parte se destinarán a la compra de los contenedores, ya que la obra civil supondrá en total alrededor de cinco millones, de euros.

La instalación consiste en una losa de almacenamiento de hormigón armado con unas dimensiones de 51 por 20 metros y uno de espesor. Encima de ella se colocarán veinte contenedores blindados de cinco metros de alto y 2,6 de diámetro y que son de doble propósito, ya que son aptos tanto para el almacenamiento como para su posterior transporte. Cada uno de ellos tendrá capacidad para guardar 32 elementos de combustible gastado y un peso cargado en almacenamiento de 120 toneladas. El traslado desde el edificio de combustible hasta la losa de almacenamiento se hará en una plataforma remolque. Ubicada en la zona norte de la central, a aproximadamente un kilómetro de la zona de edificios principales, la plataforma tendrá como cerramiento un muro de hormigón de cinco metros de altura, además de tres vallados de protección: uno que separa la zona de libre acceso de la zona vigilada, un doble vallado de seguridad física y otro que separa la zona vigilada de la controlada.

REUNIÓN CON PORTUGAL / Por otro lado, también en enero está prevista una reunión entre la ministra de Agricultura y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, y el ministro de Medioambiente portugués, João Matos Fernandes, para abordar este proyecto, que ha levantado algunos recelos en el país vecino. «En las primeras cartas que escribí a mi colega española tenía la duda de si habían sido evaluados los impactos transfronterizos. Mi colega española ya ha respondido y no tengo ninguna duda: no fueron evaluados», aseguró Matos la semana pasada en una comisión parlamentaria, en la que adelantó que el encuentro con García Tejerina estaba marcado para los días 12 o 13 de enero.