Las cifras marean: 45 años de proyectos, 36.000 metros cúbicos de cemento, una presa de 96 metros de altura, 4.150 hectómetros cúbicos de agua, el mayor lago artificial de Europa, cerca de 700.000 árboles sumergidos, un pueblo totalmente anegado y restos prehistóricos, romanos, árabes y medievales trasladados o desaparecidos tanto en tierras alentejanas como extremeñas.

La realidad preocupa: dos años después de ser inaugurada, la presa portuguesa de Alqueva, que ha afectado a 19 municipios portugueses y, en mayor o menor medida, a cuatro extremeños (Olivenza, Cheles, Villanueva del Fresno y Alconchel) sólo es capaz de regar 1.403 hectáreas de 60 agricultores en Ferreira do Alentejo. La prometida verdadera revolución agrícola del Alentejo parece estar convirtiéndose en una plácida inversión turística.

El pasado 13 de agosto se inauguraba en Reguengos de Monsaraz Exporeg , feria de negocios y ocio. El alcalde de este pueblo de 11.401 habitantes, con un 32% de la población activa dedicada a la agricultura, no hablaba en su discurso de proyectos de regadío, sino de la llegada de un hotel del grupo Roquette con 50 habitaciones y añadía: "En 10 años tendremos 1.200 nuevos puestos de trabajo ligados al turismo".

Suites rurales

Hasta la construcción de Alqueva, la realidad turística de esta zona del Bajo Alentejo era más bien pobre: 150 plazas hoteleras en Ferreira, 60 en Alandroal, 80 en Moura, 280 en Reguengos... Después de Alqueva, la situación está cambiando. El pasado mes de febrero se inauguró en Peral, a 40 kilómetros al sur de Evora, el hotel rural de lujo Monte da Figueira. Pertenece al grupo inversor Amorim, consta de 12 suites y oferta actividades de caza y deportes náuticos en Alqueva.

El próximo año, se inaugura un hotel Spa de 59 habitaciones en el convento del Espinheiro de Evora. Será promovido internacionalmente a través de la cadena Sheraton en su red Luxury Collection . Se anuncian otros seis hoteles en las inmediaciones de la presa y los suplementos inmobiliarios de los periódicos portugueses vienen cargados de anuncios de casas junto a lo que llaman eufemísticamente lago de Alqueva, nunca barragem (presa o embalse).

También gozan de un particular auge en Alqueva los deportes náuticos. La feria Exporeg oferta como novedad paseos en barco por la albufeira (otro eufemismo turístico) de Alqueva. En el municipio de Reguengos existen dos muelles en Monsaraz y Campinho y el alcalde anuncia una feria náutica y la próxima inversión de varias empresas de deportes acuáticos en la zona.

La vertiente hidroeléctrica de Alqueva funciona sin problemas. Portugal importa el 85% de la energía eléctrica que consume y la presa alentejana producirá electricidad para abastecer a 250.000 habitantes. ¿Pero qué pasa con la agricultura y el regadío?

Los foros de debate sobre Alqueva son numerosos en Portugal. En ellos abundan los mensajes del tipo: "¿Mas Alqueva non era para fornecer agua para a agricultura? So leio aproveitamento turístico para aquí, aproveitamento turístico para alá". Las críticas a la política de asfalto, cemento, hoteles y barcas son numerosas. También la oposición socialista acusa al gobierno de descuidar la verdadera razón de ser de Alqueva: el regadío agrícola.

Cabras sedientas

Para rematar, ha estallado una revuelta de pastores. Están indignados porque la presa ha anegado las fuentes y charcas donde abrevaban sus rebaños. En Alqueva existen unas restricciones que impiden al ganado acercarse a menos de 500 metros de la orilla. Esto significa que se han inutilizado 55.000 hectáreas de pasto y que vacas, ovejas y cabras no pueden beber.

El gobierno se ha puesto nervioso y el propio primer ministro Durao Barroso (hoy presidente de la Comisión Europea), viajó en abril a Alqueva para dejar clara su vocación agrícola y acusar a su antecesor socialista de haber inaugurado la presa sin reunir las codiciones necesarias para dar agua a los agricultores.

Hace justamente diez días, los ministros de Ciudades, Arnaut, y Agricultura, Costa Neves, viajaron también hasta la presa para reafirmar la prioridad agrícola y anunciar que se invertirán 1.800 millones de euros para crear hasta el año 2025 un total de 110.000 hectáreas de regadío.

Pero la realidad es tajante. Hoy por hoy, sólo funcionan tres bloques de riego en Ferreira do Alentejo para 60 agricultores. Mientras los naranjeros valencianos que compraron 15.000 hectáreas de regadío no acaban de tenerlas todas consigo, los extremeños que anclan sus lanchas en el puertecillo de Monsaraz disfrutan de un embalse que riega poco, pero entretiene mucho.