Las rebajas de verano finalizan hoy con un balance negativo, el que hace el sector del textil y el calzado, en particular, y el del comercio en general, tras comprobar que las ventas y los ingresos no se han incrementado respecto a años anteriores a pesar de que la disponibilidad de artículos ha sido mayor y los descuentos más altos y agresivos.

Los testimonios de los distintos responsables de los establecimientos comerciales consultados por este diario confirman que los resultados no han terminado de ajustarse a las expectativas. Las ventas o han bajado o han aumentado tan solo ligeramente respecto a las rebajas estivales de veranos anteriores. Y además, allí donde se han registrado incrementos, recuerdan que es un dato condicionado por la abundancia de productos y artículos de actualidad --que no se habían vendido en la campaña de primavera-- y, sobre todo, por unos descuentos que desde el primer momento han llegado al 40 y el 50%, e incluso al 70%, del precio de partida.

También desde la Federación Extremeña del Comercio tienen esa percepción. Su presidente, José María Reino, a la espera de realizar un balance completo con los datos definitivos, subraya que "en líneas generales los resultados no han sido buenos, y eso que en las primeras semanas hubo una auténtica avalancha de clientes". Es más, asegura que "puede haber sido peor que el año pasado".

El motivo es claro, la crisis económica ha atenazado el espíritu consumista de los ciudadanos. "Las familias miran hasta el último euro", apunta Reino, que añade que en lo que va de año las ventas están cayendo en torno a un 8% respecto al 2007 en el vestido y el calzado, "y en otros negocios, como los electrodomésticos o los muebles, hasta un 30%".

PERDER DINERO El sector recuerda que las rebajas no sirven para que los establecimientos se enriquezcan, sino que es una estrategia para deshacerse de los artículos no vendidos en meses anteriores y rescatar algo de dinero de cara a la siguiente temporada. "En las rebajas siempre se pierde dinero", aseguran.

Pero el balance no solo se fundamenta sobre impresiones personales. Los malos resultados empiezan a reflejarse en las cifras oficiales. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), los ingresos del comercio minorista bajaron en la región un 1,5% en julio respecto al año anterior --dato con el efecto de la inflacción ya eliminado--. Y a esto hay que sumar un ligero descenso del empleo en el sector. "Sí, es cierto, se están eliminando puestos de trabajo. Por una parte están los autónomos que abrieron un establecimiento y ahora han tenido que cerrar porque no puede hacer frente a la falta de rentabilidad por la crisis. Y por otro lado están los despidos de personal y la menor contratación de personal para reducir los costes ante la caída de ventas e ingresos", admite José María Reino, que espera que los empresarios puedan tener un respiro en los próximos meses "si el frío y las lluvias se anticipan a octubre y noviembre, porque así la gente saldrá a comprar ropa de invierno. Si no, puede ser fatídico".