La Consejería de Educación de la Junta de Extremadura ayudará con 400 euros a las familias que tengan alumnos en Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y decidan comprar un ordenador y conectarlo a internet.

Así lo avanzó ayer el director general de Política Educativa del Gobierno regional, Felipe Gómez Valhondo, que enmarcó este proyecto en el ambicioso desarrollo de la Plataforma Rayuela, que --entre otras cosas-- permitirá a padres y estudiantes tener acceso a un gran caudal de información desde sus propias casas.

Gómez Valhondo detalló que esta nueva línea de ayudas --anunciada en el programa electoral del PSOE-- se dividirá en dos partes. Así, habrá 300 euros para la compra del equipamiento informática (el ordenador) y 100 para subvencionar la conexión a internet en banda ancha. Lo que no explicó el titular de Política Educativa es si estas becas tendrán carácter universal o limitaciones de renta ni cuando podrán pedirse, algo que quedará definido en los próximos días, cuando está previsto que la medida se presente oficialmente.

Por lo que se refiere al desarrollo de la Plataforma Rayuela, Felipe Gómez Valhondo señaló que en estos momentos ya está disponible en todos los centros públicos de la región, de forma que actualmente hay unos 4.500 profesores que acceden diariamente a sus contenidos.

COMUNICACION Tanto es así que desde hace unos días está operativo el sistema que permite a los docentes comunicar a los padres por SMS --mensajes de telefonía móvil-- las faltas de sus hijos a clase. Las familias extremeñas están recibiendo cada día una media de 1.600 mensajes con esta información.

La Junta prevé que esta cifra aumente en los próximos meses, una vez que los centros que aún no han concluído los trámites para dar este servicio --renovar los números de teléfono de los padres y dar autorizaciones oficiales a los docentes-- se sumen al mismo. Gómez Valhondo resaltó el importante papel que deben jugar las familias en el sistema educativo --"sin ellas no podemos hacer absolutamente nada"-- y recordó que hasta el curso pasado los padres sólo conocían las ausencias injustificadas de sus vástagos una vez cada tres meses.