--¿Cuáles son las perspectivas para el turismo de congresos en Extremadura tras la apertura del primer palacio para este tipo de eventos?

--Hasta ahora habíamos recibido muchas propuestas de empresas para organizar todo tipo de congresos, pero nos encontrábamos con el problema de la escasez de infraestructuras. Ahora, con la apertura del Palacio de Congresos de Mérida, el de Badajoz, que abrirá en ocho meses, y los proyectos para Cáceres y Plasencia, la situación cambia radicalmente.

--Pero además de tener las infraestructuras, será necesario algo más.

--Este tipo de turismo funciona, según los estudios, en ciclos de diez años de presencia para repetir en cada zona. Extremadura parte en posición inmejorable, porque es de las pocas que no están quemadas en España. El desafío en estos momentos es trabajar en coordinación con ayuntamientos, empresarios y la empresa pública para el turismo creada hace unos meses, para ser competitivos y consolidarnos en este ámbito.

--¿Y qué puede suponer situarse en el mapa nacional de este tipo de encuentros?

--En primer lugar, ayuda a desestacionalizar el turismo, porque suelen funcionar de lunes a viernes, que es cuando hay menor ocupación. Además, el congresista suele venir acompañado, lo que dinamiza actividades como visitas, comercio, rutas, regalos, y, finalmente, a su impulso surgen empresas complementarias de traductores o azafatas. Es decir, se mueve mucho dinero,unos 250 euros por persona de media, y se genera mucho empleo inducido.

--Respecto al turismo en general, ¿cuál es la situación para Extremadura?

--Seguimos creciendo, y así lo demuestran las cifras de los primeros meses de este año, pese a no estar aúna bien posicionados en lo relativo a la comercialización.

--¿Hay, como se dice desde ciertos sectores, riesgo de saturación en cuando a creación de alojamientos rurales?

--Creo que no. Nuestra historia hace que tengamos una naturaleza privilegiada y bien conservada, y muchas posibilidades aún en turismo rural y ecoturismo. Ese no es el problema, el problema es que debemos convencernos de que para vender nuestro turismo debemos hacer paquetes que interesen a los turoperadores, no esperar que la gente venga porque sí.

--¿Ha observado reticencias a poner en marcha estos planes?

--Es una cuestión de mentalidad. Si no nos concienciamos de que la oferta no puede ser individualizada, sino que Extremadura debe vender su turismo de manera conjunta, colaborando la dirección general, Turextremadura y los empresarios, para crear paquetes de alojamiento y, muy importante, paquetes de actividades complementarias, no podremos salir adelante.

--¿Dónde están las mejores posibilidades de Extremadura?

--Como cuestión más genérica, en lo que comentaba antes, en la naturaleza, pero también hay nichos de mercado más concretos que estamos potenciando. Uno de ellos es el turismo cultural, impulsado o representado a través de la Vía de la Plata, y otro, muy importante es el turismo ornitológico: Extremadura es el paraíso para los ornitólogos, y sólo en Europa hay seis millones de profesionales.

--¿Cómo pueden influir en el turismo extremeño la puesta en marcha de infraestructuras como la Autovía de la Plata o el AVE en un plazo de cinco a diez años?

--Darán, con toda seguridad, un vuelco espectacular. De hecho, ya nos estamos preparando para lo que se nos viene intentando poner en marcha infraestructuras turísticas en zonas que aún son muy deficitarias, como por ejemplo el sur de Extremadura.