Hace calor. Lola Pallero lleva un jersey de cuello vuelto de pura lana y hace calor. Se quita un tres cuartos de cuero negro. Parece un poco tensa y sus rasgos se aceran. Después mira y unos ojos de miel y limón lo suavizan todo.

¿No se pregunta a veces si sus cargos le deben algo a su imagen?

-- Yo pertenezco a un partido que apostó siempre por la integración de la mujer a nivel personal y nunca me he sentido relegada. No consiento las bromas machistas, aunque he de reconocer que este país es un país machista y esta región es eminentemente machista. Hay mucho machista con comentarios machistas por ahí suelto, pero afortunadamente, cada vez son menos. En mi vida política nunca he tenido un problema por ser mujer con mis compañeros y cuando lo ha habido, lo he aclarado desde el principio.

Milita usted desde los 15 años en las Juventudes Socialistas y desde los 18 en el PSOE. Parece usted algo así como una monja socialista consagrada a una idea desde la adolescencia. ¿No puede resultar empobrecedor?

-- Yo creo que no. Al contrario. A quienes cambian de idea yo los llamo chaqueteros. Yo soy de izquierdas y siempre seré de izquierdas. Hoy es más necesaria la izquierda que hace un siglo. No se puede ver la política de forma peyorativa. Quienes vivimos la política con pasión tenemos que escuchar con tristeza continuamente cosas negativas de la política y de los políticos. La política es ilusionante si se vive con pasión.

A quienes cambian de idea usted los llama chaqueteros. El consejero de Sanidad fue en su juventud del PP y ahora milita en el PSOE. Según su teoría, sería un...

-- Estoy encantada de tener como compañero a Guillermo Fernández Vara porque es un magnífico militante y compañero y un buen consejero. No debe importarnos tanto el saber de dónde viene la gente, sino a dónde va. Lo que siempre hemos tenido claro en el PSOE no es lo que hizo Guillermo con 15 o con 20 años, sino lo que representa hoy: un militante del PSOE con ideología de izquierdas y eso es lo que me interesa. Mi partido es muy abierto.

Es usted de Arroyo de la Luz, un pueblo con voto claro de izquierdas. ¿Cómo se hizo usted socialista: influyó el ambiente del pueblo, su familia?

-- Mi padre era agricultor, falleció hace seis meses. Era una persona de izquierdas. En cuanto a Arroyo, responde al perfil de los pueblos de la comarca Tajo-Salor. Se les conoce como el cinturón rojo de Cáceres.

Otros los conocen como el granero del voto cautivo del PSOE.

-- La gente de esos pueblos es de izquierdas porque tiene memoria. Sabe de dónde venimos y a dónde quiere ir y cree que es con la izquierda como se puede avanzar, pero todos a la vez. No es gente cautiva, es gente que participa.

¿No le habría ido mejor siendo una señora abogada de Cáceres en vez de tanto rojerío y tanto avance?

-- La facultad de Derecho de Cáceres que yo viví era muy conservadora y lo sigue siendo, pero los alumnos cada vez son más abiertos. Cuando yo llegué ya era militante del PSOE y de las Juventudes Socialistas.

Los alumnos son cada vez más abiertos. ¿Y los profesores?

-- Había de todo. En la Asamblea tengo compañeros de todos los partidos que fueron profesores míos en la facultad: Morán, Veiga, Pilar Blanco... Carlos Floriano.

¡No me diga que fue alumna de Floriano!

-- Sí y también le digo que no me marcaron nada sus clases. Era ya muy del PP, un poquito pijo.

Volvamos a su pueblo, o mejor, a los pueblos. Usted sigue viviendo en Arroyo, pero su exprofesor Floriano dice que de los pueblos extremeños se han marchado 70.000 jóvenes.

-- El PP dice que en los pueblos estamos incluso peor que hace años y quien diga eso es que no conoce la región. El pasado de Extremadura la gente de los pueblos lo sabemos muy bien. Es una historia de resignación, de impotencia, de pesimismo y de muchos complejos. Eso ha cambiado totalmente. Ahora nos sentimos orgullosos de ser extremeños y nos sentimos capaces, hemos empezado a creer en nosotros mismos. Eso se debe al esfuerzo de los extremeños. Ahora, lo que hace falta es que el gobierno tenga una corresponsabilidad con nosotros. ¿Qué no haríamos si tuviéramos una ayuda de verdad del gobierno, que no las debe, que tiene una deuda histórica con Extremadura? Para que Extremadura se equiparara a la media del resto de España, el gobierno debería invertir en el año 2003 un total de 40.000 millones de pesetas. Como Zapatero gane las elecciones, el salto que va a dar Extremadura va a ser espectacular.

Mientras gana o no gana, ahí está el asunto del subsidio agrario. ¿No exageran ustedes cuando aseguran que si hay recortes en el Per, los pueblos extremeños desaparecerán? ¿De verdad cree que Arroyo desaparecerá sin el PER?

-- El caso de Arroyo no es significativo porque allí sólo hay siete u ocho trabajadores que cobren el subsidio, pero mire el caso de Aliseda, donde hay 300 trabajadores del PER. El 58% de las personas adscritas a él son mujeres que siempre habían trabajado en el campo sin reconocimiento legal alguno. Sin el Per sí que tendrán que irse los jóvenes a buscar trabajo a las ciudades. El 70% de los beneficiarios del subsidio agrario vive en pueblos extremeños con menos de 2.000 habitantes. Los recortes en el PER condenan estos pueblos a la eliminación. En estos 20 años no se ha cerrado ningún pueblo.